Para pensar juntos: Me caso conmigo misma!

Cheng Ching, terapeuta de profesión, quiso recibir de manera especial el nuevo año 2011: se casó consigo misma. Sabíamos de los fuegos artificiales, de la costumbre de  las doce uvas… pero que uno se casase consigo mismo es increíble. Esta mujer asiática declaró sentirse  feliz por encontrarse a sí misma y enamorarse de su persona.

No hay nada malo en quererse a sí mismos. Nos encontramos, sin embargo, delante de un problema “eterno” y que se presenta en cada ser humano. Algunos lo han definido un morbo, otros una enfermedad, otros una tendencia humana: hablamos del egoísmo. Estamos acostumbrados a decir y escuchar que el mundo, la sociedad, la juventud, están mal. Sin embargo nos surge una pregunta: ¿El mundo es malo o es egoísta?

Parece ser que el hombre de hoy tiene miedo de creer que existe el amor. Lo considera como una invención de los escritores de fábulas para niños, que no es posible en la realidad. Se han hecho experiencias de “amores”, que vienen y se van, que cada vez nos dejan más vacíos y desilusionados. ¿Acaso una solución que se presenta es afrontar el problema desde la raíz: no enamorándose?

Cheng no es la única mujer que se auto-desposó; en diciembre una trabajadora de 30 años en Taipéi hizo lo mismo. Convencida de que se casaría aunque todavía no hubiese encontrado su hombre ideal, y pese a que no había antecedentes al hecho.

Esto, sin embargo, no es un problema individual, de ciertas personas aisladas de todo y de todos. Es un reflejo de lo que pasa en el mundo, en nuestro mundo, donde vivimos cada día. Sobre todo en estas últimas décadas, se ha llevado adelante una verdadera guerra contra la familia. Ya no se sabe que es una familia, y ninguno, tampoco, se atreve a definirla por miedo a las posibles críticas que le vengan por todos lados. El matrimonio se deteriora debido a la facilidad del divorcio, a la cohabitación antes del matrimonio y a la introducción de nuevos tipos de matrimonio. Pero la raíz principal y fundamental en todo esto es el egoísmo.

Las personas necesitan amar y ser amadas.  Es necesario  redescubrir el verdadero amor. El amor es generosidad, es donación. Salir de sí mismo para donarse a los otros.  Todos deseamos un mundo mejor. Pero ¿cómo podremos hacer del mundo algo mejor si cada uno piensa en sí mismo?  El amor es la  vocación fundamental e innata de todo ser humano. Todos queremos ser felices y solo lo seremos si amamos a Dios, a nuestra familia, a nuestro prójimo, etc.