6 de enero de 2013

Recomendaciones: Las vacaciones del alérgico.

Para muchas personas, el lugar elegido para veranear puede convertirse en productor de síntomas de alergia por la presencia de factores desencadenantes  de manera inusual. Informe de la Estación Aerobiológica Buenos Aires Comité de Estudios de Medio Ambiente y Enfermedades Alérgicas

Recomendaciones  a la hora de tomarse vacaciones

Auto

Antes de comenzar un viaje largo es conveniente que el auto haya pasado por el lavadero, que tenga sus asientos y alfombras bien aspirados y que funcione el aire acondicionado o la calefacción durante unos 15 minutos antes de que el alérgico ingrese al mismo. Esto reducirá los ácaros y hongos que puedan existir en el habitáculo o en los sistemas de ventilación.

Una vez limpios los conductos, ya pueden viajar  sin riesgos, la ventilación del auto,  debería tener filtros. Es conveniente viajar con ventanillas cerradas para evitar el ingreso de alérgenos exteriores, como pólenes o insectos.

Tren o micro

También puede disparar episodios alérgicos, hay elementos alergizantes en alfombras, cortinas o en el polvo que se acumula en los asientos y en el piso. En el tren conviene cerrar las ventanillas y para el ómnibus es aconsejable llevar abrigos  para ponerse en caso de que la temperatura del vehículo descienda demasiado, ya que los cambios térmicos pueden afectar particularmente a los alérgicos respiratorios.

Avión

En el avión el aire se vuelve demasiado seco. Es recomendable colocarse en las fosas nasales, un aerosol salino para mantener húmedas las membranas, cada una o dos horas, además de tomar suficiente líquido.

Ya en el lugar elegido para pasar las vacaciones

Las casas que han estado cerradas por mucho tiempo, acumulan ácaros y hongos, son el peor escenario para los alérgicos. El ácaro es el alérgeno más sensibilizante porque es perenne, a diferencia de los granos de polen  que son estacionales y dependen de la época que poliniza cada especie vegetal.

La primera noche en una casa que estuvo cerrada mucho tiempo puede ser crítica, si no se toman medidas de higiene adecuadas, pues cuando la persona alérgica se acuesta a dormir, sufre una exposición masiva a los ácaros del polvo, que están en los colchones, las almohadas, las frazadas. Hay que abrir ventanas, ventilar almohadas, colchones y ropa de cama; limpiar muebles y pisos con trapo húmedo y recién después  puede habitar la casa.

En las habitaciones de hoteles hay menos riesgos, porque están menos tiempo cerradas con menor acumulación de ácaros, hongos y otros contaminantes. Pero los productos de limpieza que son utilizados o los desodorantes que se esparcen en los ambientes, pueden generar reacciones en las personas sensibles.

No olvidar que los huéspedes anteriores podrían  haber sido fumadores o, eventualmente, haber llevado alguna mascota que dejan sus alergenos en el lugar.

Destinos y menú

En líneas generales, el clima marino es benigno, especialmente en verano, para todo tipo de alergias. Las zonas costeras suelen tener menor polución o contaminación y el aire húmedo y tibio hace que el bronquio se enfríe menos y esté menos reactivo.

Por encima de los 800 metros sobre el nivel del mar hay menor concentración de ácaros (estos requieren para su mejor desarrollo temperaturas mayores a 20° y alta humedad). Pero, por otra parte, el aire seco y frío puede irritar la vía aérea de  los asmáticos. Cuando el veraneante tenga previsto un destino que implique un brusco cambio de clima conviene consultar antes con el médico si fuera necesario, para hacer un tratamiento preventivo y reforzar la medicación.

Pocas experiencias pueden resultar tan divertidas como salir de campamento, pero hay que atender que en las carpas y bolsas de dormir, especialmente si han estado sin usar durante un tiempo prolongado, suelen juntarse distintos alérgenos, en especial ácaros y hongos.

Además, en un campamento puede existir un riesgo mayor de encuentros con insectos picadores, como avispas, abejas y hormigas coloradas

Otra actividad típica en campamentos es el fogón, que puede perjudicar a los alérgicos: el humo es irritante de las vías aéreas y los ojos.

Entre las comidas, se recomienda prestar atención a pescados y mariscos, menú veraniego habitual en las zonas costeras. Pueden provocar síntomas  a través de dos mecanismos. Uno, la alergia al pescado o marisco; otro, la reacción que se produce al ingerir estos alimentos cuando no han sido bien conservados y se ha alterado la cadena de frío.

En esos casos, las bacterias que los degradan transforman una sustancia llamada histidina en histamina y los  síntomas  que son generalmente urticaria, no son debidos ni al pescado ni al marisco, sino a la histamina.

Con algunas medidas de precaución, que no modifican sustancialmente los hábitos personales, el alérgico puede pasar el verano y sus vacaciones  sin sobresaltos. Es recomendable que consulten al especialista para que indique medidas preventivas y el tratamiento más conveniente.