En la actualidad, es cada vez más común el diagnóstico de esta patología.

Básicamente,  se caracteriza por la producción de grasa dentro de las células hepáticas o hepatocitos (lugar donde en condiciones normales NO debe depositarse), lo cual desencadena la alteración de las funciones que normalmente  lleva a cabo el hígado, y después de un tiempo,  pueden aparecer serias consecuencias para la salud

(como la fibrosis y progresión a cirrosis hepática)

Una vez que la grasa se ha depositado dentro del hígado,  es difícil que pueda revertirse esta situación, lo que sí puede hacerse es poner en práctica buenos hábitos alimentarios y de actividad física, para evitar que la grasa siga depositándose en dicho órgano.

Algunas de las pautas alimentarias a tener en cuenta son:

–         Evitar por completo el consumo de bebidas alcohólicas de cualquier tipo.

–         Respetar las cantidades de alimentos indicadas, ya que el exceso de calorías de la dieta puede transformarse en grasas y depositarse en hígado.

–         Evitar el consumo de azúcares simples (azúcar de mesa, dulces, jaleas, mermeladas, gaseosas, miel)-

–         Evitar el exceso de panificados y pastas y DE MANERA OBLIGATORIA acompañar estas preparaciones con ensalada de verduras crudas.

“Lo más importante para evitar la aparición de cualquier clase de enfermedad es llevar una vida saludable, en todos los aspectos…incluyendo una alimentación balanceada y la práctica regular de actividad física”.

Lic. Clarisa Muzanti – Nutricionista.