–No guardés la olla con comida en la heladera. Guardá la comida en tupper de plástico, bolsas con cierre hermético o en envases de vidrio. Mejor si son de color rojo porque protegen los alimentos de la luz, tal como se usa en los envases de remedios.

–La cocción ideal. Si querés cocinar las verduras, salteá unos minutos en aceite o cocé al vapor. Intentá no freír porque pierden sus nutrientes, lo ideal es comer las verduras frescas porque así mantienen sus propiedades.

–Chequeá la fecha de vencimiento. Cuando vas al super, no metas de una los alimentos en la canasta, antes leé su fecha de envase y vencimiento. ¡Si comprás leche, queso, manteca o alimentos envasados, recordá revisar las etiquetas!

–Escuchá a tus sentidos. La comida de días anteriores tiene un tiempo de vida corto. Si no estás segura si está pasada, confiá en tu instinto. Si oles algo desagradable o ves unos puntitos verdes o algo blanco, no la comas, ya entró en estado descomposición.

–¡No congeles comida que hayas descongelado! Si descongelaste una porción de carne, pollo o un plato de comida, y todavía te sobro, no vuelvas a congelar porque creás un ambiente para las bacterias.

–Tetris en la heladera. Ubicá las carnes crudas o el pescado en la zona que está más cerca del freezer, es la zona más fría. En la zona media van los lácteos y embutidos, y en la puerta colocá las bebidas, mermeladas y huevos, es la zona menos fría. ¡Y en los cajones las frutas!

-Evitá la contaminación cruzada. Tratá de no usar el mismo cuchillo para cortar alimentos crudos y cocidos, sino lavá con detergente antes de volver a usar. También, usá distintas tablas de cortar.