Hubo, en cierta manera, buena suerte con el adelanto veraniego de días pasados ya que permitió saber en qué condiciones se encuentra nuestro municipio respecto de ciertos servicios como, en este caso, el del riego.

Hace unos días, las temperaturas máximas superaron los 35º C y las calles de tierra acusaron recibo de inmediato, cuando un polvo fino y penetrante se introducía en casas, muebles y garganta de los vecinos. Al atardecer, cuando se levantaba una leve brisa, el polvaderal se tornaba denso y el ánimo de los vecinos también al comprobar que los regadores no aparecían. Es probable, en el mejor de los casos, que los camiones no hayan estado preparados ante la contingencia y la realidad, por inesperada, los haya tomado por sorpresa. Si no fue así, lo sucedido se constituye en un aviso oportuno en cuanto a lo que se avecina. Baradero ha crecido mucho, los barrios se han extendido por varias zonas de la planta urbana y, paralelamente, han crecido las necesidades, entre ellas las del riego y no sabemos si también los camiones regadores serán suficientes como para satisfacer los requerimientos de la población. De no ser así, ha sido un buen aviso el que hemos tenido y no hay que desaprovecharlo.