Decía Homero “No hay gloria mayor para el hombre mientras vive, que lo que hace con sus pies o con sus manos” y vaya esto para todos los que hacemos El Diario de Baradero, que lejos estamos de los que creen que las páginas de este matutino deben estar llenas de pautas publicitarias, que todos los días está junto al lector merced a que cada mañana salen a recorrer las calles de la ciudad los estimados canillitas.
Un día no cabe en un diario. Falta espacio para tantas noticias por muy grandes que sean sus páginas, entonces nos podemos imaginar lo que significan 10 años de noticias.
Cuando en julio de 2002 nació El Diario de Baradero, la actividad económica sufrió una de las mayores caídas de la historia económica argentina. El PIB a precios constantes se derrumbó 10,9% (caída similar a la registrada en el año 1914 y superior a la de los años 1931 y 1932), y con ello se deterioraron ostensiblemente los indicadores sociales. El desempleo alcanzó en mayo de 2002 una tasa del 21,5% para el total de aglomerados urbanos, y la proporción de la población por debajo de las líneas de pobreza e indigencia superó incluso los niveles de la hiperinflación de principios de los años noventa. La caída del PIB a precios constantes estuvo acompañada por un desmoronamiento aún mayor del consumo total (-12,9%), particularmente del consumo privado (-14,9%). La inversión y las importaciones tuvieron caídas aún mayores, -36,1% y -49,7%, respectivamente, por supuesto que recordar tal situación sirve para tomar un parámetro que invertir y o encarar un proyecto en ese momento era todo un desafío, y asi lo fue para este medio de comunicación, que hoy merced al trabajo de todos sus integrantes, se encuentra celebrando una década de trabajo publicando en este tiempo todo lo transcurrido en Baradero, que enumerar seguramente sería algo tedioso. Desde entonces, y a lo largo de 3.148 ediciones, incluida la presente, este diario se ha consolidado como una opción informativa fundamental para comprender los acontecimientos y los fenómenos que tienen lugar en Baradero.
Así es como frente al periodismo de despacho y de gabinete, desde que comenzó a circular El Diario, hemos vuelto a revivir el de calle y de investigación, no para perseguir e investigar las vidas privadas en busca del escándalo, sino que hemos profundizado aquellos asuntos por los que se pasa sin prestarle mucha atención por las prisas del día a día.
En estos diez años hemos huido del canto de las sirenas y del sensacionalismo, fuimos creciendo, sin prisa, con la cultura del trabajo, de los que cada día van armando el rompecabezas de las letras que se transforman en palabras, se juntan en páginas y luego, casi mágicamente, ingresan a los hogares para informar.
Creció con el aliento de los lectores, de los colaboradores, de los entrevistados, de los que aportan día tras día su talento, las ideas y sus capacidades.
El resultado es evidente: un periódico claro, sencillo y de lectura ágil. De esta forma llevamos adelante las funciones de informar, persuadir, promover, formar opinión, educar y entretener.
Los que hacemos El Diario de Baradero hemos buscado cubrir la evolución política, económica y social de este Baradero que se encamina a cumplir sus primeros 400 años de vida, hemos procurado presentar los acontecimientos con la contextualización y el análisis y, sobre todo, nos hemos mantenido fieles a la línea establecida desde su fundación, lo que significa, en última instancia, fidelidad a sus lectores y a la sociedad a la cual se debe.
Pero es necesario y fundamental agradecer y considerar a todos aquellos que participaron, desde el nacimiento hasta el día de hoy, fueron necesarios y hasta imprescindibles.
Daniel Buey
Gracias y “todos los días junto a usted”.
