El domingo muy temprano: Asaltan, golpean y roban a un anciano
El domingo último don Héctor Salerno, que a sus 80 años de edad vive en su casa de San Martín 1940, pese al día del cual se trataba, se levantó muy temprano, tomó algunas de sus ropas y se dedicó a lavarlas mientras estaba solo en la casa. Una vez que la máquina lavadora terminó el proceso, tomó las sábanas, que era lo que más trabajo le daba colgar por su tamaño y, alrededor de la hora 6:45 salió decidido a ponerlas en la soga. Abrió la puerta que comunica al patio y, una vez que estuvo afuera de la casa, se le abalanzaron dos hombres encapuchados y que presume jóvenes, que lo abrazaron con fuerza, le juntaron ambas manos a la espalda y se las amarraron en dicha posición.
Mediante golpes y amenazas verbales lo introdujeron nuevamente en la casa, donde comenzaron a interrogarlo acerca de “dónde tenía escondida la plata”. Salerno de inmediato les dijo los sitios en que guardaba el dinero y casi antes de que finalizara de decirlo, los billetes habían cambiado de dueño.
Evidentemente los delincuentes, uno de ellos armado con lo que Salerno describe como un pistolón y que utilizaba para golpearlo cada tanto en el estómago al mismo tiempo que lo conminaba a revelar el supuesto escondite del dinero, no quedaron conformes
con lo obtenido hasta allí y se dedicaron a revisar toda la casa, sacando y dando vuelta los cajones de cómodas, roperos y escritorios, quitando papeles de las estanterías e insistiendo con que el anciano les dijera dónde estaba el dinero. “Tu hijo nos dijo que vos tenés la plata guardada” decían los malhechores, agregando la frase que evidentemente más le causó temor a Héctor Salerno: “¿Te vas a dejar reventar la cabeza de un tiro por no confesar dónde tenés la plata?”. Casi una hora después de que se iniciara el calvario los ladrones se retiraron, pero antes de eso y arrancándole la manga a una camisa que hallaron le habían puesto una mordaza a su víctima y luego procedieron a atarle los pies.
Salerno nos dijo que gracias a que esa última atadura no fue tan ajustada logró caminar, a pasos cortos, hasta la puerta del dormitorio en el que lo habían dejado los sujetos y gracias a que no estaba con llave, pudo abrirla y luego caminar, siempre trabajosa y despaciosamente, hasta el patio donde lo halló uno de sus hijos que llegaba en ese momento a la casa.
Salerno, con toda su impotencia y bronca contenida, sostuvo que no le desea a nadie lo que le tocó vivir “el tiempo parece no pasar nunca” nos dijo y, confesó, “pensé que me tocaba lo peor”.
Lo robado asciende a unos $ 4.000, además de alguna joya valiosa y otras cosas que, a medida que van pasando las horas, ha ido echando de menos.
Foto y fuente: El Diario de Baradero
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una verguenza que pase esto en Baradero, agradezcan al intendente que trajo todas estas personas a nuestra Ciudad, antes, nos conociamos todos …hoy unas caras!!!!