Hábitos sanos garantizan familias saludables…
Las vidas de los niños y adolescentes pueden ser complejas. Las presiones impuestas por la escuela, los amigos y los padres pueden acumularse y crear un entorno de estrés emocional, resultando en hábitos de alimentación perjudiciales que pueden continuar en la edad adulta.
El acto de comer es casi tan importante como el tipo de alimentos que consumen usted y su hijo. Por ejemplo, varios estudios han descubierto que los niños que se sientan a la mesa con sus familias para comer, disfrutan de dietas más saludables. Los niños se comunican más con sus padres cuando comen en familia. Como resultado, esos niños están mejor ajustados y son menos propensos a participar en conductas riesgosas. Por otra parte, los niños que acostumbran a comer ante el televisor consumen dietas menos saludables, al igual que los niños que comen con frecuencia en restaurantes. Convertir la cena en un acontecimiento familiar, aunque la misma se limite a una comida simple y saludable como un pollo a la parrilla con ensalada de vegetales, estimula una actitud sana al respecto a la alimentación.
Pero un hecho más importante aún es que los padres sirven de ejemplo para la alimentación saludable de sus hijos, y son agentes claves en el inicio de cambios de conducta relacionados con los alimentos. Además, hacer que la actividad física esté instituida en la rutina familiar, estimulará un cambio de conducta positivo. La ejercitación es el complemento magnífico de una dieta saludable.

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