Baradero es el poblado más antiguo de la provincia de Buenos Aires y el próximo 25 de julio celebrará 396 años de su fundación. En su rica historia guarda innumerables hechos que se destacan y así es que le toca el turno a un emblema de esta ciudad: la pirámide con su cóndor que se yergue en el centro de la plaza principal, y hoy, 9 de Julio, cumple su centenario.
Dice la historia que el 9 de julio de 1911, por iniciativa de un grupo de vecinos que se organiza a tal fin, se inaugura, en el centro mismo de la plaza, el monumento piramidal y en la cima se encuentra un cóndor de bronce.
Esa representación fue pensada como la réplica de la Pirámide de Mayo, pero además, imaginaron el símbolo máximo de la libertad de América: un cóndor. Testigo silencioso del paso de Los Andes por el Ejército Libertador del General San Martín.
Del Frade, hombre emprendedor y de carácter, tomó las riendas de ese sueño y sin la ayuda del municipio, convocó a otros vecinos y realizaron una suscripción pública que dio el dinero suficiente (7500 francos) para realizar la obra.
Al parecer ningún funcionario de ese tiempo contribuyó, al punto que tampoco estuvieron el día de la inauguración.
La idea del cóndor fue trasladada a un escultor suizo, Edouard Marcel Sandoz, de 30 años de edad, que forjó en bronce lo propuesto en la fundición Valsuani de Paris – Francia. Firma y sello se encuentra en la obra impresa al pie de la obra.
Dice Alejandro Barbich, historiador baraderense: “La forma del Cóndor fue inspiración del señor Del Frade que el escultor interpretó perfectamente y que debía tener, como la tiene, la actitud de escuchar: “Escuchar la marcha del ejército de San Martín, escuchar el ruido de las armas, el choque de la lucha, escuchar estridores de clarines, anuncios de victoria y libertad”.”
El ingeniero Santiago Marius dirigió la obra hasta su fallecimiento y esa muerte dilató la fecha de inauguración, que se realizó finalmente el 9 de Julio de 1911.
La fundición Valsuani
La fundición Valsuani fue iniciada por Claude hermanos y Valsuani Attilio, que aprendió el oficio de la fundición, mientras que era empleado de la fundición Hebard. Mientras trabajaba para Hebard, Claude Valsuani mostró una gran promesa como una unidad de acabado y, finalmente, se abrió camino hasta convertirse en el director técnico de la fundición Hebard. En 1899 Claude Valsuani comenzó su propia fundición en Chatillon, Fundió en su mayoría pequeñas obras de varios artistas, sobre todo mediante la técnica de cera perdida de la fundición. En 1905 se mudó con su fundición para 74 Rue des Plantes de París.
Claude Valsuani murió en 1923 en su Italia natal, pero su hijo, Marcele se hizo cargo de la fundición y continuó produciendo bronces con detalle muy fino hasta la década de 1970.
El escultor
Edouard Sandoz-Marcel (1881 – 1971) nació en Basilea, Suiza, el 21 de marzo de 1881. Después de estudiar química, Sandoz decidió dedicarse a la escultura. Estudió durante tres años en la L’Ecole de Artes Industriales en Ginebra luego se trasladó a París, donde estudió en la Ecole d’Beaux-Arts junto al aprendiz de escultor Antonino Mercie y el pintor Fernando Cormon. Durante la Primera Guerra Mundial, debido a la escasez de piedra y bronce, Sandoz se dirigió a la porcelana para sus esculturas y así comenzó su asociación de treinta años con la empresa Haviland Limoges. Esta colaboración produjo muchos objetos distintivos muy estilizados en forma de perros, gatos, conejos, peces, erizos e incluso hechos en porcelana con esmaltes de colores brillantes. Todas sus esculturas se caracterizan por una forma geométrica, que es fuertemente influenciado por el Art Nouveau y Art Decó. Fue elegido miembro de L’Academie de Beaux Arts y nombrado Comandante en L’Orden.
Legión de Honor. Las esculturas de Sandoz muestran un estilo único y personal y animado y lo colocan firmemente en la parte superior de la Animaliers siglo 20, junto con François Pompon y Bugatti.