5 de junio de 2012

Intento frustrado: El coraje de una persona impidió un robo!

Al atardecer del  domingo último, Mario Siffredi y su esposa, María Maestre, llegaban en un automóvil a su casa de calle Lino Piñeiro al 600 en compañía de dos nietos de la mujer quien descendió del rodado en primer lugar y también ingresó primera a la casa. Mario Siffredi, entretanto, se detuvo abriendo el portón del garaje que tiene una puerta de comunicación directa con el comedor de la casa.

Mientras María estaba dentro de la vivienda, Mario entraba por la puerta que comunica garaje y comedor y lo que vio no resultó para nada agradable: su mujer estaba en manos de un sujeto desconocido que la tenía asida del cuello con un brazo mientras que, con el otro, sostenía en la manos una pistola la cual apoyaba en la cabeza de la señora. Casi simultáneamente a esta visión, apareció en escena otro individuo que ocultaba su rostro mediante un pañuelo atado a su cuello y que, apuntando a Siffredi con un revólver, sin hablar, mediante señas, le indicaba que avanzara hacia él.

Las cosas sucedieron de esta manera, María Maestre entró a su casa, encendió la luz y se dirigió hacia su dormitorio a dejar unas cosas que traía, cuando ingresó a la habitación, alcanzó a ver los pies y parte de las piernas de una persona que se ocultaba debajo de la cama. La mujer, haciendo como que nada había visto, apagó la luz y salió del lugar intentando poner sobre aviso a su marido, pero fue alcanzada por uno de los malhechores que la tomó del cuello y procedió a amenazarla tal como hemos relatado líneas más arriba.

Mario Siffredi se encontraba en una difícil disyuntiva, su mujer estaba retenida y encañonada, a él lo apuntaban con otra arma de fuego y, afuera, en la calle, estaban los dos nietos prestos a ingresar a la casa. El hombre no tardó casi nada en decidir que lo mejor era intentar salir de nuevo a la vereda: “Si entro estoy perdido” nos dijo Siffredi que pensó de inmediato y entonces se decidió a ganar la calle, alertó a sus nietos de lo que sucedía adentro y aprovechó la presencia de algunos vecinos para solicitar que alguien llamara a la policía: “Nos están asaltando” gritó el hombre.

Afortunadamente la presunción de Mario Siffredi se cumplió tal como la imaginó, los asaltantes, ante el giro que cobró la situación, optaron por poner pies en polvorosa y huyeron corriendo por Lino Piñeiro en dirección a Manuel Belgrano por donde doblaron a toda carrera. Lo único que alcanzaron a llevarse fue la cartera de la señora en la que había unos pocos pesos pero los documentos de identidad de ella y de su padre, José Maestre por lo que se solicita a quienes eventualmente puedan encontrarlos, ponerse en comunicación con la familia ya que el trámite de renovación es engorroso y más para José Maestre quien, además de su edad muy avanzada, se encuentra convaleciente de una fractura sufrida hace largo tiempo.

“Es muy desagradable”

Ayer por la tarde, El Diario conversó con los esposos Siffredi quienes, ya distendidos luego de los sucesos que los tuvieran por protagonistas en el papel de víctimas de un asalto, nos confesaron que la sensación vivida resultó muy desagradable. Mario Siffredi casi no pudo conciliar el sueño durante la noche del domingo y, en las primeras horas de la madrugada del lunes, ya había abandonado su cama.

Quisimos saber por dónde habían ingresado los asaltantes y Mario nos mostró que la casa tiene una amplia puerta corrediza que linda con el patio de la vivienda. Esa puerta generalmente permanecía sin traba, lo que fue aprovechado por los delincuentes para ingresar sin esfuerzo a la casa. Nótese que escribimos “permanecía sin traba”, tiempo pasado, ya que desde esa noche la traba ha vuelto a cumplir su función y lo seguirá haciendo luego de la traumática experiencia vivida. (El Diario de Baradero)


Por este portón salió Siffredi a la calle pidiendo auxilio.