Parte de nuestra tarea periodística consiste en recorrer la ciudad y, haciéndolo, poner en funciones la observación de lo que está sucediendo. Precisamente por esa razón, vimos que hay muchos automovilistas que han adquirido la costumbre, mala costumbre diremos, de estacionar sus automóviles sobre la vereda.

No nos llamaría la atención si los casos que vimos se debieran a una acción circunstancial y reducida, pero no, lo que observamos fue vasto y constante. Es como que, salvo la zona más céntrica de la ciudad, alrededores de la Plaza Mitre, en el resto han sido tomadas las veredas como playas de estacionamiento.

Una recorrida por las calles de la ciudad nos permitió fotografiar varios automotores así ubicados. Si bien nadie puede decir que las veredas se hicieron para estacionamiento, nos parece que ni siquiera siendo tolerantes debemos admitir esta costumbre puesto que la vereda es para otra cosa, esencialmente para permitir el paso de los peatones que deben hacerlo sin inconvenientes, sin tener que bajarse a la calle para pasar ya que, en casos, quien camina puede hacerlo empujando un cochecito, transportando un a criatura y muchas veces la presencia del rodado sobre la vereda, obliga al tránsito por el asfalto con la peligrosidad de eso conlleva.

Nadie está pidiendo que se los sancione, pero sí que haya una campaña de persuasión explicando al automovilista las razones por la cuales no deben dejar sus autos sobre las veredas. Las fotos son elocuentes.