“En los últimos cincuenta años se ha producido un cambio de subjetividad que es descomunal. Un cambio cultural gigantesco, en el que han influido mucho los medios. La actual es una época de cambios. Un cambio parecido al que se produjo con la aparición de la imprenta de Gutemberg. En el mundo se está desvencijando una organización económica. El conocimiento que el hombre y la mujer común tienen hoy del planeta ha modificado estamentos básicos del pensamiento. Hay otros credos, hay otros modelos de familia. Y aún no sabemos hacia dónde vamos, pero probablemente la sociedad se encamina hacia una mejor distribución de sus recursos”.
La evolución cultural de la mujer, la cuestión de la sexualidad, la discriminación, las perspectivas de género y sus consecuencias en la salud y en la organización de los vínculos familiares, la violencia sexista, los distintos modelos de familia, los nuevos roles femeninos en la política y en los trabajos. Esos y muchas otras materias son sus temas, la mayoría de ellas de dimensión social.
Nada de lo que le incumbe a la mujer como protagonista activa o pasiva de este tiempo le es ajeno a Nilda A. Galina, profesora en psicología, médica graduada en la Universidad Nacional de La Plata, psicoterapeuta y directora de psicodrama, también especialista en planificación y gestión de procesos comunicacionales.
Desciende de a una familia que llegó a La Plata con los fundadores. Es nieta del dos veces intendente platense Luis María Berro, que fue también diputado nacional por el conservadurismo. Su padre, Jorge Galina, fue el primer gobernador de Chubut cuando se creó la provincia en 1958. Este hombre fue frondicista y viajó con su familia a Chubut. “Tuve muy buena educación política. Yo era la chica invisible, de 13 años, en las reuniones de los entonces desarrollistas, en ellas estuvo Frondizi alguna vez”.
“Pude observar el poder desde adentro y me gustó esa política. Pero vi que eran todos hombres. Pese a ser la chica invisible a veces opinaba y discutía. Me fui haciendo peronista”. En Chubut creció y correteó con sus hermanos Marcial Berro (un renombrado artista y orfebre de prestigio internacional) y con Luis María, que fue periodista siempre y luego, como tal, director de la revista Radiolandia.
Bachiller a los 16 se graduó de psicóloga a los 20. Tomó un año sabático y empezó la carrera de medicina en la UNLP para recibirse en 1975. Ya había sido madre y luego de tener cuatro hijas -María Andrea, Leonora, Virginia y Cecilia Alegre, todas profesionales y empresarias- iniciaría una carrera profesional descollante.
Había realizado ya en 1973 sus primeras publicaciones sobre la subjetividad en las relaciones sexualidad/género en las matrices familiares y sociales y desde aquellos años colabora y participa en actividades, talleres y publicaciones de diversos medios sobre temas relacionados a la perspectiva de género y sus consecuencias en la salud y organización de los vínculos familiares, y las violencias materiales, simbólicas e institucionales.
Es docente en cursos de posgrado en Derecho de Familia y también de Mediación. Y es docente en la UBA y otras instituciones educativas como Universidad Favaloro, Sociedad Argentina de Sexualidad Humana y Sociedad Argentina de Ginecología Infanto Juvenil. Colabora en forma permanente con ONG`s, instituciones y grupos de opinión, realizando talleres cursos y conferencias en nuestra comunidad.
¿Cómo incidió su maternidad en su vida profesional?
“Disfruté la maternidad intensamente. Fui testigo del desarrollo de mis hijas, que fue un espectáculo maravilloso, un privilegio”.
Cuando sus hijas se fueron del hogar ¿no sufrió el síndrome del nido vacío?
“No, nunca lo sentí. Pero existe, claro. Suele ser muy intenso en aquellos casos de mujeres que apostaron todas sus fichas a la maternidad. Pero virtualmente no existe cuando una mujer se ha desarrollado en otras direcciones”.
Cuando usted se recibió de psicóloga, esta disciplina no era tan común…
“Así es, mientras cursaba hice formación privada y estudié con un grupo que lideraba Dalmiro Bustos, y ahí también empecé a dar clases. Daba seminarios en la Asociación Platense de Psicoterapia. En La Plata no había todavía un lugar público de formación y venía mucha gente del interior a estudiar”.
¿Cuál es su posición conceptual respecto a la familia?
“Existen criterios institucionales anacrónicos sobre la familia. Las instituciones piensan todavía en la familia de Vélez Sarsfield, es como si no existieran otras. Pero hay muchas otras. Hoy el concepto de familia abarca a un montón de organizaciones. Están las familias ensambladas, que son las de los tuyos, los míos y los nuestros; está la familia monoparental, que representa el 30 por ciento de los grupos familiares, representada por la madre que se separó y está sola con sus hijos y está la familia nuclear, o patriarcal que es la del padre con la madre y los hijos. Pero existe un último fenómeno, que es el de la gente que prefiere vivir sola. Mire, hay hoteles que año tras año reciben para las fiestas de fin de año cada vez a más gente que vive sola y que quiere festejar de alguna manera. El mercado se está haciendo cargo de esa gente sola”.
¿Esto pone en crisis el concepto de familia, la ubica en decadencia?
“No, no. Yo soy una defensora a ultranza de la familia. La familia es irreemplazable. Ahora bien, digo esto… si perdés esa familia que era tuya, bueno, manoteá la que puedas, la que tengas, hacete satélite. Te defenderás mejor en un grupo familiar”.
A propósito, ¿es verdad que cerca de fin de año aumentan los cuadros de estés y depresión?
“Sí, absolutamente. Ocurre que las organizaciones familiares suelen poner al rojo vivo conflictos que, durante el año, se sobrellevan con otro aire, con otro clima”.
Existe un gran progreso con el acceso de la mujer al trabajo…¿es realmente así?
“Es un gran progreso que la mujer esté ya en la calle, cuando antes decir esto ya era peyorativo. El acceso de la mujer a la vía pública con empoderamiento, es algo notable, desde el punto de vista de la independencia y de la adquisición, por la mujer, de esa mayor cualidad que es la de adquirir conciencia ciudadana. La comprensión del bien colectivo por la mujer es una enorme conquista”.
También la mujer accedió a la vida política…
“En nuestro país aún falta, pero tenemos el ejemplo más patente en las manzaneras. Fue una organización política formidable, a la que sólo le faltó el discurso. Cuando las mujeres se empoderan y anexan a sus tradicionales roles de cuidado las tareas públicas, demuestran tener en estas una entrega notable. El grupo de las manzaneras le dio identidad a muchas mujeres”.
Pero en la vida política e institucional todavía no se advierte una presencia femenina fuerte, salvo casos aislados.
“Miré, trabajé para el Estado en salud sexual y reproductiva. Ahí pude constatar que todo lo que se da a través de las mujeres llega a destino. Los varones tienen una ética de los principios y las mujeres la ética del cuidado, la ética de la distribución. Pero es verdad que falta avanzar mucho, no hay un modelo femenino de poder político y además nuestra sociedad es muy machista”.
¿Qué pasa con este auge de violencia sexista? ¿Qué significan tantas violaciones, tantas mujeres que mueren quemadas, baleadas o degolladas?
“Los modelos de masculinidad están creciendo notablemente. Uno de los pilares de la formación de los varones se basa en el uso de la fuerza, en el dominio y la autoridad sobre las mujeres. Toda relación de dominio implica alguna violencia sobre los derechos de las mujeres. Se las sojuzga en su independencia económica, en su libre circulación social. Este es el modelo patriarcal, que considera que el hombre manda, es sujeto de deseo sexual -la mujer es objeto- y debe ser atendido y satisfecho en la mesa, en la cama y en sus caprichos. Todo deriva de esto. Uno puede admitir que haya peleas, violencia simbólica, crisis, pero distingamos eso claramente de la erotización de la dominación, cuando el placer del hombre se basa en el daño y en el poder sobre la mujer, en la violencia contra su cuerpo como ocurre con la violación o el daño mayor que es la muerte. “La maté porque era mía”, sería el pensamiento de base. Un pensamiento favorecido por los pactos entre varones con la complicidad del poder político. Pero quiero agregar esto, ahora nos estamos enterando más de estas cosas. Lo mismo ocurre con el abuso sexual sobre los niños. Siempre es el poder operando sobre el más débil”.
Las instituciones oficiales, los distintos gobiernos en el país, ¿se están poniendo a tono con esta problemática del abuso sobre los menores?
“Absolutamente no. He dado charlas recientes en el Consejo de la Magistratura. Allí hablé sobre el problema de los niños que son abusados por sus padres. Hay una tendencia en los tribunales a revincular al niño con ese padre abusador, sencillamente porque es el padre. Uno reclama contra eso y le contestan “bueno, ¡pero es el padre..!”
Por MARCELO ORTALE