Nuevas recomendaciones para atender paros cardiorespiratorios

Los primeros minutos luego de que un corazón deja de latir son críticos, sobre todo si ocurren en presencia de una persona entrenada para realizar una reanimación cardiopulmonar (RCP). Desafortunadamente, no muchos conocen este procedimiento y quienes sí aprendieron cómo se debe actuar, ahora deberán actualizarse.

En su última Guía de RCP y atención cardiovascular de emergencia (ACE), la Asociación Americana del Corazón (American Heart Association, AHA) recomienda una serie de cambios en estas prácticas, entre ellos, la modificación de la secuencia de pasos de reanimación en adultos, niños y lactantes (excepto los recién nacidos).

Hasta la publicación de esta actualización, la secuencia de RCP para adultos empezaba abriendo las vías aéreas de la persona a reanimar, para después comprobar si existía respiración normal y si tenía pulso. A continuación, se debía realizar las ventilaciones (respiración boca a boca) y luego aplicar compresiones en el pecho. A este procedimiento se lo llama “secuencia A-B-C”, por las iniciales de los correspondientes pasos en inglés (Airway, Breathing, Chest compressions).

Pero luego de que numerosos investigadores y expertos en la materia evaluaron, analizaron y debatieron sobre miles de publicaciones científicas, la AHA resolvió actualizar los pasos de RCP, reorganizándolos en la “secuencia C-A-B”.

Estos cambios se establecieron para simplificar el entrenamiento de los reanimadores y destacar la necesidad de aplicar lo antes posible compresiones torácicas a la víctima de un paro cardíaco súbito. Ya sea que haya uno o varios reanimadores, empezar la RCP con compresiones torácicas asegura que la víctima reciba pronto esta intervención crítica.

Para que estas modificaciones se implementen en forma efectiva será necesario reeducar a todo aquel que haya aprendido alguna vez RCP, pero los expertos que han participado en la elaboración de las Guías de la AHA están de acuerdo en que los beneficios justifican el esfuerzo.

Resumen de los principales cambios en la práctica de RCP y ACE según las últimas Guías de la AHA para los reanimadores entrenados:

•Se creó el algoritmo universal simplificado de soporte vital básico (SVB) en adultos, un esquema que muestra los pasos a seguir cuando una persona sufre un paro cardiorespiratorio.

•Se han precisado aún más las recomendaciones para reconocer los signos de falta de respuesta de la víctima (diferenciando el estado “no responde” del “no respira o la respiración no es normal”), activar inmediatamente el sistema de respuesta de emergencias y comenzar con la RCP.

•Se ha eliminado la indicación de “observar, escuchar y sentir la respiración” antes de iniciar la reanimación.

•Se ha cambiado la secuencia recomendada cuando sólo hay un reanimador, para que inicie las compresiones torácicas antes de dar ventilación de rescate (C-A-B en vez de A-B-C). El reanimador debe empezar la RCP con 30 compresiones, en vez de 2 ventilaciones, para reducir el retraso hasta la primera compresión.

•Se debe comprimir “fuerte y rápido” en el centro del tórax. La frecuencia de compresión debe ser de al menos 100/min (en vez de “aproximadamente” 100/min, como hasta ahora). Se modificó la profundidad de las compresiones para adultos, pasando de 4 a 5 cm a 5 cm como mínimo.

•Todo reanimador debe, al menos, aplicar compresiones torácicas a la víctima de un paro cardíaco. Si además puede realizar ventilación de rescate, debe aplicar compresiones y ventilaciones con una relación de 30 compresiones por cada 2 ventilaciones. El reanimador debe seguir aplicando la RCP hasta que llegue un desfibrilador externo automático (DEA) y pueda utilizarse, o hasta que el personal del Servicio de Emergencias Médicas se haga cargo de la víctima.

•Se sigue resaltando la importancia de la RCP de alta calidad aplicando compresiones torácicas con la frecuencia y profundidad adecuadas, permitiendo una completa expansión del pecho tras cada compresión, reduciendo al mínimo las interrupciones de las compresiones y evitando una excesiva ventilación.

Fuente: docsalud.com