El Día de la Tradición es el día de José Hernández y el día por lo tanto de Martín Fierro. Conviene decir que la tradición es punto de partida, como el gaucho, y desde luego, pauta siempre vigente que debe reverenciarse y acatarse. Pero lo esencial es que la tradición no reside en lo exterior, en lo meramente pintoresco, sino en lo espiritual.

Quiere decir, por ejemplo, que el gaucho al que pintó Hernández ya no existe y hoy no debemos buscarlo bajo los mismos aspectos y características de otrora. Lo primero que debe entenderse es que José Hernández simbolizó en Martín Fierro al argentino perseguido y menospreciado de su tiempo, y que el Martín Fierro no es sólo una obra literaria recreativa, sino una empresa política y social, ni más ni menos que un arma más de las que empuñó José Hernández para propagar, sostener y defender sus ideales patrióticos. Es la clase baja, es el pueblo llano, el protagonista y destinatario del poema.

El Día de la Tradición que hoy celebramos, es la fiesta de la argentinidad, de todo aquello que cantó José Hernández en su Martín Fierro, y que no es otra cosa —nada más y nada menos— que los dichos y cantares conservados en boca de los viejos y sedentarios moradores nativos, y que perduran a través de los tiempos y las edades.