Viernes de la 1ª semana de cuaresma: Es necesario ir “más allá”, hay que trabajar las motivaciones
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
– «Si no sois mejores que los letrados y fariseos, no entraréis en el Reino de los Cielos.
Habéis oído que se dijo a los antiguos: “No matarás”, y el que mate será procesado. Pero yo os digo: “todo el que esté peleado con su hermano, será procesado”. Y si uno llama a su hermano “imbécil”, tendrá que comparecer ante el Sanedrín, y si lo llama “renegado”, merece la condena del fuego.
Por tanto, si cuando vas a poner tu ofrenda sobre el altar, te acuerdas allí mismo de que tu hermano tiene quejas contra ti, deja allí tu ofrenda ante el altar y vete primero a reconciliarte con tu hermano, y entonces vuelve a presentar tu ofrenda.
Procura arreglarte con el que te pone pleito, en seguida, mientras vais todavía de camino, no sea que te entregue al juez, y el juez al alguacil, y te metan en la cárcel. Te aseguro que no saldrás de allí hasta que no hayas pagado el último cuarto». EVANGELIO: Mateo 5, 20-26
CLAVES para la LECTURA
– Con la autoridad propia de quien es el cumplimiento de la Ley (vv. 17s), Jesús exige a los suyos, como condición para entrar en el Reino de los Cielos, una justicia que “supere” la de los escribas y fariseos. Jesús pide más porque da lo que pide: ésta es la novedad radical. Ya no se trata de limitarse a observar minuciosamente preceptos y evitar prohibiciones, sino comenzar desde el corazón, donde nacen las motivaciones profundas de nuestro actuar.
– Con el v. 21 comienza una serie de formulaciones concretas de esta justicia superior, introducidas por el pasivo divino “se dijo”, que significa “Dios dijo”. Por un homicidio hay que someterse a un proceso, pero el gesto violento brota del corazón: por eso el airarse contra el hermano merece idéntico castigo. Una palabra injuriosa exige una pena más grave: el juicio ante el Sanedrín. Un insulto más ofensivo es condenado por el Supremo Juez con el fuego eterno (v. 22). También el culto exige no sólo condiciones externas de pureza, sino la pureza de un corazón pacífico y pacificador, que no tolera las divisiones en las relaciones fraternas y, por consiguiente, debe dar el primer paso: la reconciliación con el hermano como premisa para la comunión con el Señor (vv. 23s).
CLAVES para la VIDA
– Sin duda alguna, el planteamiento de Jesús es una NOVEDAD completa, porque es necesario partir del corazón y desde ahí cambiar radicalmente las cosas. Ya no basta, ni siquiera el cumplimiento estricto de la ley, sino que es necesario ir “más allá”, hay que trabajar las motivaciones: la reconciliación con el hermano se presenta como una premisa incluso para la comunión en el mismo Señor. ¡Impresionante…!
– De nuevo, un mensaje que nos resulta “algo muy familiar”, pero que sin duda alguna, con frecuencia, nos encuentra “fuera de lugar”, descolocados del todo. ¡Cuántas veces nos ha encontrado la noche o el día (me da igual) en situación de conflicto! Y si no es “conflictiva”, sí en esa actitud indiferente, pasota… en relación con nuestro hermano. La Cuaresma no nos invita sólo a recomponer nuestras relaciones con el Dios de la vida; ésas también. Pero nos empuja constantemente a RE-CREAR nuestras relaciones con los hermanos. Esto es, a recrear el proyecto original de Dios, que Él siente que es lo mejor que nos puede acontecer. ¡Inmensa tarea y… necesaria! Estamos en camino.
ORACIÓN PARA ESTE DÍA
“Jesús, a veces me cuesta entenderte, pero cuando lo pienso bien, veo que no doy suficiente importancia a determinadas actitudes. Ayúdame a profundizar cada día tu mensaje, y que me lleve a un compromiso serio”.

