3 de abril de 2012

Con el Domingo de Ramos comenzó la Semana Santa… Multitudinaria congregación de fieles

Baradero, comenzó la Semana Santa, con la celebración del Domingo de Ramos, que en ambas parroquias y capillas de las localidades del partido los fieles participaron con devoción.

Una de las bendiciones de ramos se realizó el domingo por la mañana en el Parque Sarmiento, donde multitudinariamente los fieles católicos se congregaron en medio de ese marco natural sin igual, para luego caminar en procesión por las calles de la ciudad y dirigirse a la Parroquia Santiago Apóstol donde los sacerdotes Atilio y Arturo celebraron la Santa Misa.

Con esta celebración se inició la Semana Mayor del cristianismo y de la Iglesia. Donde todos vamos a reavivar y revivir el acontecimiento más gigantesco de la Historia: La Muerte y la Resurrección de Jesús.

El Domingo de Ramos es la puerta de esta semana, cargada de fuerza y de significado. HOY aclamamos a Cristo Jesús: Él es nuestro Salvador, el Mesías. Los próximos días habrá que ACOMPAÑARLE para descubrir en profundidad su forma de vivir, de entregarse e, incluso, de morir. Es necesario.

Durante la Semana Santa, en sus diversas celebraciones litúrgicas y manifestaciones populares, nos sensibilizaremos y hasta nos estremeceremos con el relato de la Pasión. ¡No es para menos! Hoy lo vemos subiendo triunfalmente y, el viernes, los sucesos irán tan deprisa que nos costará asumir que, el aclamado ahora, sea entonces cautivo y clavado.

La Iglesia nos invita a acompañarlo en los últimos momentos de su vida en los que nos deja, a modo de testamento, el mandamiento del amor como proyecto de vida: “Amense unos a otros” y su presencia en la eucaristía como fruto de su muerte y resurrección: “Tomen y coman esto es mi Cuerpo”.

La Pascua es fuente de un nacimiento nuevo para todo hombre. Al asumir nuestra condición humana, todos hemos sido salvados por él y todos estamos llamados a participar de su vida. Somos destinatarios de este camino de Dios que nos envío a su Hijo, no para condenar al mundo sino para salvarlo. Esta conciencia de ser destinatarios del acontecimiento que vamos a celebrar, es lo que nos permitirá vivir con mayor intensidad la Semana Santa. Participamos en este encuentro desde nuestra libertad.

¿Y TE ATREVES, OH SEÑOR?

Cruzarás los muros de las ciudades

y los aledaños de nuestros pueblos.

Escucharás alabanzas y marchas triunfales

vítores y adhesiones.

Mas, Tú sabes Señor que, antes que después,

detrás de aquellas piedras sillares

se esconde en alguna esquina

la cruz que sostendrá tu cuerpo.

¿Y te atreves, Señor, a seguir adelante?

Siendo Rey de Reyes

montarás  en un humilde pollino

cuando, sobre Ti, por tu pasión y muerte

quieres cabalgar a toda la humanidad doliente

¿Y te conformas, Señor, con tan injusto pago?

Subes, Jesús, aclamado y reverenciado

Por calles con sabores contradictorios

El de la alegría y, en el fondo, el de la tristeza

El de la aclamación y, mañana, el de la traición

El de “somos tuyos”, hoy,

y el de “no te conocemos”, mañana.

¿Y te atreves, oh Señor,

a avanzar por estas calles con final de pasión?

No dejes de hacerlo, Señor.

Si Tú no lo haces, estamos llamados a la perdición

Si Tú no culminas este camino

nunca tendremos la dicha de ver al Padre

de comprobar, en tus propias carnes,

el infinito amor, tremendo amor,

que a todos nosotros nos tiene.

Deja, oh Señor, que nuestras débiles manos

temblorosas pero a la vez humanas

aclamen tu señorío y tu poder,

tu majestad y tu reinado.

¡Entra, oh Señor, a la Jerusalén de nuestros pueblos

y de nuestras ciudades!

Que, hoy más que nunca,

necesitamos amor de Dios en nuestras plazas

amor de Dios en un madero

amor de Dios en una mesa

amor de Dios a nuestros pies

amor de Dios en los sacerdotes

amor de Dios para darnos Vida Eterna.

Amor de Dios anticipo de Eterna Resurrección.

Amén.

Javier Leoz