Es larga y controvertida la historia de la planta que en Baradero posee la empresa Atanor S. A. Ha pasado por las más diversas circunstancias, por momentos estuvo muy mal, casi al borde del cierre, pudo salir de esa situación y luego pasó a ser un lugar de trabajo estable; parecía una industria que, silenciosamente, producía sin inconvenientes para un mercado que absorbía todos sus productos; así su personal laboraba de manera tranquila, sin sobresaltos.

Hace pocos años, hubo un brusco cambio de mano en cuanto a la conducción gremial de los trabajadores de la industria química quedó desplazada la conducción que encabezaba Ricardo Gallardo y llegaron nuevos hombres que provenían de una línea distinta orientada por el fuerte sindicato de químicos de la zona Zárate-Campana que logró una mejora de los salarios que hizo que Atanor sumara a su habitual tranquilidad, ser una industria que pagaba interesantes sueldos.

El cómodo tránsito de la empresa comenzó a sufrir algunos tropiezos. Los mercados comenzaron a cerrarse, se habla de pérdida de ventas y ello se refleja en el sucesivo cierre de las diversas plantas de producción de las que en la actualidad sobreviven dos y a “media máquina”.

Para poner un ejemplo de lo que está sucediendo, en parte al menos, diremos que hace cinco años fue cerrada la planta de sorbitol, única que lo producía en la Argentina. Este producto se utiliza en la industria de las pastas dentales que actualmente pasaron a ser importadas del Brasil y también hubo una decisión de algunas compañías productoras de dentífricos que decidieron incorporar glicerina como sustituto del sorbitol en razón de que si bien no es de la misma calidad ni se logra el mismo resultado, tiene en su favor el hecho de que su costo es menor.

De acuerdo a lo que sostiene la empresa, las cosas se han complicado y, para seguir manteniendo en funciones la planta Baradero necesita desprenderse de 40 trabajadores. Para ello ha diseñado un plan de retiros que tiene dos aspectos. Uno comprende a todos aquellos empleados que tengan 60 años o más y que aún no hayan llegado a la edad necesaria para jubilarse. A este grupo se le ofrecerá pagarles el 70% de su actual sueldo sin que vayan a trabajar a la empresa y hasta el día en que estén en condiciones de jubilarse, también se les mantiene el beneficio de la obra social.

Como estos trabajadores no suman 40, la empresa ofrece otra posibilidad que es la siguiente: a todos quienes deseen retirarse les pagará la indemnización de ley como si hubiera sido despedido más un adicional del 10%. La suma total se abonará en cinco cuotas iguales y consecutivas y, en este segundo caso, la obra social se mantiene durante seis meses.

De acuerdo a lo que hemos podido averiguar, esta segunda alternativa no cuenta con muchos interesados por lo que la empresa, llegada la instancia de desprenderse de los 40 empleados, cifra que constituye un 40% del total de sus empleados, deberá elegirlos y se teme que en lugar de hacerlo a partir de los últimos ingresados, o sea desde los más nuevos en el empleo, lo haga de manera discrecional para, de paso, eliminar de su plantilla a los trabajadores que tenga por más combativos y defensores de los intereses gremiales.

En las próximas horas la empresa dará a conocer un comunicado oficial haciendo saber a las autoridades comunales y por ende a la población, las medidas que tomará y que no son para nada gratas. Fuente: El Diario de Baradero.