3 de diciembre de 2014

Anna Freud, el «demonio negro» en el diván del psicoanálisis.

Anna Freud la sombra de su padre le acompañó de por vida. La hija pequeña de Sigmund Freud fue su paciente entre 1918 y 1924 y también su más digna sucesora. La relación entre ambos estuvo marcada, transversal y verticalmente, por el psicoanálisis que ha situado a ambos en los libros de historia. «Mirándote me doy cuenta de lo viejo que soy, porque tienes exactamente la misma edad que el psicoanálisis. Los dos me habéis causado preocupaciones, pero en el fondo espero de tu parte más alegrías que de la suya», llegó a decir Sigmund a su pequeña en 1920.

Anna centró su carrera en la terapia de menores y se convirtió en la figura más destacada y principal representante de la escuela de Viena. Para que haya trauma, decía la hija de Freud, hacen falta dos golpes; el primero y lego la representación del mismo en la psiquis. A su trayectoria, Google dedica hoy su Doodle en el 119º aniversario del nacimiento de Anna Freud.

SIGMUND FREUD AND HIS DAUGHTER ANNA ARRIVING IN PARIS 1938-FREUD_12.jpg de Archivo ABC-