Fue lanzado con éxito desde una base de California. Permitirá estudiar, como nunca antes, el océano y el clima. “Hace diez años tirábamos piedras y hoy construimos satélites”, declaró la presidenta Cristina Fernández.
El satélite argentino SAC-D Aquarius fue lanzado con éxito ayer por la mañana, desde la Base Vandenberg, en Lompoc, California, impulsado por el vehículo Delta II. Al cierre de esta edición, se encontraba en órbita por sus propios medios. Se trata de un observatorio espacial para el océano, el clima y el medioambiente, que llevó diez años de producción conjunta entre la NASA estadounidense y la argentina CONAE (Comisión Nacional de Investigaciones Espaciales), con colaboración de Italia, Francia, Brasil y Canadá, con el objetivo de medir la salinidad de los mares, la humedad del suelo y elaborar alertas tempranas de inundaciones. Se espera que funcione entre tres y cinco años.
Después de que se pospusiera un día, ayer los motores del lanzador de la NASA, el Delta II, contenían el dispositivo satelital argentino y se encendieron a las 7:20 (11:20, hora local), como estaba previsto. La rutina consistía en 36 pasos protocolares hasta la ascensión del cohete. Cerca de 200 encargados operativos controlaban el proceso, sentados frente a sus consolas. Había miembros de la CONAE, como Daniel Caruso, director del proyecto, y Fernando Hisas, director del programa, además de miembros de la agencia espacial italiana.
La presidenta Cristina Fernández siguió las imágenes en directo desde el Salón Mujeres Argentinas de la Casa Rosada, donde luego participó de una videoconferencia con California y declaró: “Hace diez años lanzábamos piedras y hoy construimos satélites. Es un orgullo ser argentino.” Quienes sí estuvieron ahí, en Vandenberg, viendo la cuenta regresiva en pantalla gigante desde un salón en el sector 836 de la base de la Fuerza Aérea, fueron el canciller Héctor Timerman, el director ejecutivo y técnico de la CONAE, Conrado Varotto, y la viceministra de Ciencia y Tecnología, Ruth Ladenheim. “3, 2, 1, 0…”, gritaron en inglés los presentes, al tiempo que sentían una pequeña vibración en la tierra y el ruido de la explosión. Casi una hora después del despegue, el vehículo lanzador Delta II se separó del Aquariu; a los 30 segundos se encendieron los transmisores; al minuto se desplegaron los paneles solares; y, a los 70 segundos, el satélite, que funciona con paneles solares fabricados por completo en la Argentina, comenzó a controlar la altitud.
Timerman, que como canciller es presidente del directorio de la CONAE, subrayó que el país “considera a la actividad espacial como una herramienta relevante de la política exterior y de cooperación internacional”, y aseguró que esta misión fue calificada como “el proyecto de cooperación más relevante en la historia de ambos países”. Michael Freilich, director de la Earth Science Division de la NASA, destacó el trabajo en conjunto: “Es un gran día para la Argentina, para la CONAE, para la NASA y para la ciencia. Los instrumentos del SAC-D Aquarius son los más avanzados y precisos de este tiempo y no podrían haberse fabricado diez años atrás”, celebró, al igual que su compañero de la NASA, Charles Gay, autoridad de la Dirección de Misiones Científicas, quien dijo que esta misión “demuestra lo que se puede lograr a través de la cooperación internacional”. La viceministra argentina Ladenheim coincidió con los científicos extranjeros: “Es un proyecto de cooperación internacional y, para todos los argentinos que estamos aquí, es como ser parte de uno de los proyectos más importantes del mundo. Estamos jugando en primera.”
Del mismo modo que la Luna, satélite natural, da vueltas alrededor de la Tierra, el Aquarius, segundo satélite artificial que en este momento tiene la Argentina en el espacio, da 14 vueltas diarias alrededor de la Tierra.
Los directores del proyecto informaron que se espera que el satélite envíe los primeros datos dentro de 25 días, cuando serán analizados, compilados y distribuidos por el Centro Espacial Teófilo Tabanera, que la CONAE posee en la provincia de Córdoba. Al cierre de esta edición, el Aquarius ya había pasado por Córdoba y todo estaba en orden. Según detalló a Tiempo Argentino Felipe Pasquevich, ingeniero de vuelo del satélite, “pasó por Córdoba a las 18:35 y antes había pasado 14 veces por distintas estaciones de soporte de la NASA en Noruega, Alaska, Antártida, Walloeps (Estados Unidos)”. El ingeniero explicó que, por ahora, lo único que pueden captarse son los datos que el artefacto tiene almacenados desde que se encendió, “pero en algunos días serán los datos de los instrumentos”. La estación de Córdoba de la CONAE será la encargada de distribuir los datos almacenados al resto del mundo. Además, precisó que “el satélite deberá pasar por Córdoba cuatro veces por día: dos de mañana y dos de noche”.
En una entrevista que dio a este diario hace dos días, Caruso, jefe del proyecto, precisó: “(La vida útil de este satélite) es de cinco años, pero tiene suficiente energía a bordo y combustible para cubrir otros cinco. El SAC-C (el otro satélite argentino en el espacio) fue diseñado con vida útil para cuatro años y ya lleva diez años y medio volando. El SAC-D es el cuarto con la NASA. Es dos veces y medio más grande que el C, y consume tres veces y medio más de energía. Es el primer satélite que va a usar el ensamble de paneles solares hechos en la Argentina. Un orgullo muy grande.”
Fuente: Tiempo Argentino.