Las plazas son constitutivas de las ciudades. Pasamos todos los días por ellas y vemos sólo eso, una plaza. Pero son mucho más. Felipe II se preocupó en que todas sean más o menos parecidas.
Debido a la repercusión que ha tenido la nota sobre la historia de nuestro cementerio, iremos retratando distintos lugares de la ciudad, los que dicen mucho más de lo que a simple vista se ve. En esta edición, es el turno de la Plaza Mitre.
Las plazas principales de los pueblos y ciudades de toda América tienen la particularidad de ser muy parecidas. ¿Casualidad? No. La historia tiene la respuesta. En 1573 Felipe II promulgó un real decreto por el que debían regirse la creación y el planeamiento físico de las nuevas ciudades a lo largo y ancho del Imperio. Recordémoslo, hasta 1816 fuimos parte del impero español, aunque peleamos desde 1810 para dejar de serlo.
En ese decreto, extenso y pormenorizado, el Rey decía, entre otras cosas, que “El plano de la ciudad, con sus plazas, calles y solares se trazará mediante mediciones con regla y cordel, empezando por la plaza principal, donde deban converger las calles que conducen a las puertas y caminos principales y dejando espacios libres suficientes de manera que si la ciudad crece pueda siempre ampliarse de forma simétrica”. […] “Las cuatros esquinas deberán estar orientadas según los cuatro puntos cardinales, pues de este modo las calles que desembocan en la plaza no estarán expuestas directamente a los cuatro vientos principales”.
Sobre los solares que rodeaban los restantes lados de la plaza no podían otorgarse a particulares, pues estaban reservados a edificios públicos, entre los cuales se incluiría “el hospital de los pobres, para enfermos no contagiosos que se construirá en el lado norte para que su fachada quede orientada al sur…” y también se tenía en cuenta que debía tenerse en cuenta que allí se dispondría el emplazamiento para “las tiendas y residencias de los comerciantes que serían las primeras en edificarse”. Los solares necesarios para los primeros colonos serían distribuidos por sorteo, con la condición de que “los solares no asignados deberían reservarse a los colonos que pudieran llegar más tarde, o para disponer de ellos con arreglo a nuestros deseos”.
La iglesia debía tener un lugar preponderante. “En las ciudades del interior la iglesia no deberá situarse en el perímetro de la plaza, sino a una distancia tal que aparezca aislada y separada de los otros edificios para que puedan apreciarse sus fachadas desde todos lados, de este modo aparecerá más hermosa y más majestuosa. Deberá levantarse por encima del nivel del suelo, de manera que la gente deba subir una serie de peldaños para entrar a ella…”
Las formas de la plaza estaban establecidas también, debían “situarse en el centro de la ciudad, de forma rectangular, siendo su longitud de al menos una vez y media su anchura, ya que ésta es la mejor proporción para las fiestas en las que intervienen caballos y para otras celebraciones”. Tal vez, esta sea una de las pocas cosas que no ha perdurado en el tiempo y pasaron a ser, muchas, cuadradas.
Esto es suficiente para entender por qué todas las ciudades han sido ordenadas en cuadrícula, con una plaza principal, sus edificios públicos alrededor, la iglesia imponente, sobresaliente. No son distribuciones casuales.
Nuestra plaza
Es lógico, entonces, entender porqué nuestra plaza tiene sus esquinas apuntando a los puntos cardinales, a su alrededor está la municipalidad y la iglesia, y hasta no hace muchos años estuvieron la comisaría, el juzgado y otras dependencias públicas.
Siguiendo a don Alejandro Barbich en su libro “Historia de Santiago del Baradero”, Ed. Amerindia 2007, sabemos que la plaza principal cumplió su cometido esencial, la del encuentro de los habitantes, tanto sea para el intercambio social, como principalmente, el del comercio.
La plaza efectivamente tenía un lugar para los caballos ya que contaba con un corral en su centro. No hay claros registros de que haya llevado nombre concreto hasta 1858, en el que se le designó con el nombre de “Constitución”. Ya que el 24 de mayo de 1854 se juró la Constitución dictada por la Provincia de Buenos Aires, promulgada en abril de ese año, en que se encontraba escindida de la Confederación Argentina. Así permaneció desde 1852 hasta 1862.
Una historia interesante para Baradero, ya que en ese período, y como lo demuestra el texto del licenciado Ignacio Salaberry, “Brazos poderosos”, los munícipes gestionaron la llegada de los suizos.
El nombre se mantuvo hasta que en 1901, cuando con motivo del jubileo del presidente Bartolomé Mitre se le cambia el nombre y adopta el del homenajeado, nombre que hasta hoy perdura. Según el texto de Barbich, en el año 1902 se sacó el alambrado que la bordeaba y la fuente del centro para colocar una glorieta de madera donde actuaban los músicos de la banda municipal, que perduró hasta 1910.
En 1911, por iniciativa de un grupo de vecinos que se organiza a tal fin, se inaugura, en centro mismo, el monumento piramidal que representa la Revolución de Mayo (Pirámide de Mayo), y que además homenajea al “Ejército de los Andes”. En la cima de la pirámide se encuentra un cóndor de bronce encargado por esta comisión a un artista suizo, Eduardo Sandez, que realizó la obra en su país natal y murió sin verla colocada.
La plaza fue de tierra hasta 1943, año en que comienzan a ser construidas las actuales veredas y se plantan los jacarandaes que le dan, en los meses de primavera, un especial tono liliáceo.
Nuestra Plaza Mitre cuenta con una cantidad importante de monumentos y espacios, cada uno tiene una rica historia que será motivo de otras entregas.
Los que comentan seguro son de sportivo que ellos se fueron de la colon porque les regalaron un predio.. El asali sera del negro hasta que el negro diga lo contrario por eso hay una ordenanza que nos entrego la cancha por 50 años asi que a llorar a la plaza
coincido en un todo con vecino! es increible que despues de 30 años! sigamos esperando que se haga la plaza San Martin! esta cuidad tiene solamente 2 plazas y creo que es poco, vieron como esta la plaza colon ahora?, bueno la San martin mejoraria mucho el barrio!
No creo que haya muchos pueblos que sacrifiquen una plaza centrica como es la San Martin para conservar una cancha de futbol que podria estar en las afueras de la ciudad.
Dejando de lado intereses de niños y jubilados, maxime teniendo en cuenta que enfrente de la cancha hay un edificio con varias escuelas.
Digo esto porque podriamos tener mas de una plaza con historia si nuestros gobernantes penzaran menos en los votos y mas en su gente.