El sábado último María Trappo cumplió 103 años
Cuando llegamos a la casa en que vive María Trappo, fue ella misma quien se encargó de abrirnos la puerta. Gallarda, natural, sin nada que haga sospechar que se encuentra uno frente a una persona de 103 años, María está siempre bien dispuesta, tanto de día como por las largas noches en las que acompañada de amigas y familiares, gusta de jugar a la conga hasta pasada la una de la madrugada. “No me hago problemas, al otro día capaz que duermo hasta las 11” nos dice con un brillo de picardía en su mirada.
María nació en Baradero en el año 1909, de padre y madre italianos; piamontés él y ella napolitana llegaron a nuestro país para trabajar en el campo donde se crió María, que era la mayor de cinco hermanos, dos de ellos varones. Cuando su madre contaba con 40 años de vida falleció a causa de una úlcera estomacal y María, con 12 años, tuvo que hacerse cargo de reemplazarla por lo que crió a sus hermanos menores. Tal vez por eso, aunque tuvo algún novio, no llegó a casarse “No me arrepiento de eso” confiesa con sinceridad.
Recuerda el Baradero de su infancia como “Un pueblito chico. Pasando la vía había una o dos casas y después nada más” nos cuenta.
En ocasión de su centenario recordamos que El Diario se ocupó de informarlo, por entonces María vivía sola en una casa de calle San Martín y allí continuó casi hasta los 102 años cuando algunos de sus familiares decidieron llevársela y es en casa de ellos donde ahora se encuentra. “Me atienden muy bien –explica- pero no me dejan cocinar” arguye un tanto quejosa ya que su estado físico le permite desempeñarse sin ayuda en todas las necesidades de la vida.
Como fue dicho, la apariencia de María no indica en lo más mínimo que se trata de una mujer de esa edad, menos cuando se mantiene una conversación con ella y cuenta que no necesita anteojos para leer (“salvo que la letra sea muy chica” aclara), que usa medicación para el corazón y la presión arterial, pero nada más, que ella y su hermana de 93 años, son las dos que sobreviven de los cinco hermanos Trappo.
El aquella ocasión del cumpleaños número 100, María nos dijo que, si era manso, se animaba a montar un caballo. Le recordamos sus dichos y preguntamos si ahora, tres años después, mantenía la intención: “Si me ayudan como no” nos respondió tras lo cual quedamos en volver por una nota en ocasión de su próximo cumpleaños. (Fuente: El Diario de Baradero)

