En el país ya congelan tumores para estudiar su genética

Enfermedades no transmisibles como el cáncer aún demandan investigación y hoy los esfuerzos científicos están dirigidos a lograr tratamientos personalizados.  Precisamente, se busca una explicación de cómo funciona biológicamente un tumor en un paciente, detectar su perfil genético y así diseñar una terapia “a medida”.

El primer paso para lograr este objetivo es disponer de “muestras frescas” para ser analizadas. Es por eso que desde hace cuatro meses funciona en la Fundación Favaloro unbanco de tumores. De cada bulto extraído en esa institución, se almacena una pequeña muestra bajo estrictas reglas y se congela en un freezer a –80°C.

Sebastián Defranchi es médico de Staff de la división Cirugía Tóracica de la fundación, el sector desde donde surgió esta idea. Según relató a DocSalud.com, se trabaja en organizar el banco “desde poco más de un año” y desde entonces se coordinó la logística para una buena preservación de los tumores, no sólo pulmonares sino de todo tipo.

En ese mismo período consiguieron el aval del Comité de Ética de la Institución, tras determinar por un protocolo que fuera el paciente quien autorizara almacenar una “porción milimétrica” del tumor que se le extirpa.

“La mayor parte de los pacientes acepta el procedimiento, ya que les mostramos formularios donde se explica lo que vamos a hacer con el fragmento y también le decimos que su aporte puede ser muy útil en el futuro, tanto para él como para otras personas”, indicó.

Claves para una buena conservación

Según explicó Defranchi, una preservación correcta implica una serie de pasos. El primero es que no deben pasar más de 30 minutos desde que se extrae la muestra hasta que se congela. “Si no podemos cumplir este plazo porque la cirugía es muy larga, no guardamos el fragmento, ya que existen elementos celulares que pasan a degradarse y el tumor podría no ser tan útil”, detalló.

El segundo es guardar el fragmento en una “bolsita o un recipiente siliconado”, envases que resisten las bajas temperaturas. Dentro de ellos se coloca un líquido tipo gel para evitar que las muestras se cristalicen por dentro. “El gel recubre al fragmento y se congela como un bloque”, agregó.

El tercero es sumergir la porción ya envasada en un tanque de nitrógeno líquido en fase gaseosa, que hace que el fragmento se congele de inmediato. El último paso consiste en almacenar la muestra en un freezer a –80°C.

Cuánto pueden durar

El procedimiento de congelar las piezas con vías a diseñar tratamientos químicos genéticos para tratamientos personalizados contra el cáncer no tiene más de 10 años a nivel mundial. Los laboratorios estadounidenses pioneros en esta técnica, que ya poseen miles de muestras almacenadas, realizan este procedimiento desde hace aproximadamente seis años y los técnicos estiman que los fragmentos podrían durar al menos 10 años.

“Lo que se debe investigar de estas piezas es el ARN celular, que son ácidos nucleicos de las células susceptibles de durar por mucho tiempo. Pero como esta técnica es joven todavía, quedan muchas cosas por aprender y confirmar”, indicó Defranchi.

Para saber la preservación de los tumores con exactitud, queda que los bancos ya existentes descongelen sus fragmentos para determinar si se encuentran en un estado óptimo para ya ser estudiados. Según relató el cirujano, los centros pioneros en EEUU están a punto de tomar esta decisión.

Pero antes de descongelar las piezas, se debe llegar a un “número crítico” de unidades, es decir, una cantidad suficiente y significativa. Actualmente el banco la Fundación Favaloro posee entre 15 y 20 muestras en óptimas condiciones de preservación y esperan llegar al menos a las 50 para tomar esta decisión que, hasta ahora, no tuvo precedentes.

“Hubo otras que habían sido congeladas hace dos años, pero a esas no las contamos porque se formaron cristales en su interior y consideramos que este resultado no es ideal”, relató Defranchi para luego agregar que viajó a la Clínica Mayo de Rochester, EEUU con el fin de no sólo hacer su residencia, sino también para capacitarse en estas técnicas.

Miras hacia el futuro

Para analizar las muestras se necesitan reactivos líquidos o moléculas empleados en ingeniería molecular y según explicó el cirujano de torax, estos elementos “son costosos desde todo punto de vista” y empezar a utilizarlos de cero no es un proceso accesible para todos los países. Es por eso que desde la institución planean hacer una alianza con un organismo internacional una vez que alcancen el famoso número crítico.

“Somos previsores. Y cuando lleguen las tecnologías, queremos tener muestras frescas listas para ser analizadas”, apuntó Defranchi.

Los fines lo ameritan, ya que incluyen en primer lugar “saber el pronósitco del paciente mediante el perfil de un tumor”, y de esa forma determinar de antemano “cuando se necesita administrar quimioterapia o radioterapia”.

“Cuando se detecta un tumor temprano, se opera al paciente, se saca la muestra y la persona queda en control, pero no se le receta quimioterapia ni radioterapia. Cuando contemos con la tecnología para analizar esos fragmentos, si detectamos que el perfil del tumor es agresivo, esta decisión puede cambiar”, explicó el médico.

Optar o no por estas terapias con efectos colaterales tóxicos tras identificar marcadores biológicos precisos de un tumor es una de las grandes ventajas de estudiar perfiles genéticos. Pero para recorrer este gran camino, es importante dar el primer paso y el sector de Cirugía Torácica de la Fundación Favaloro ya se animó.