31 de octubre de 2014

“Entrelineas”… Ladrones Familiares … por Lidio Vargas Riquelme.

Nos vamos a casar el mes que viene. Queremos saber si tendría algún consejo para darnos” –preguntó la mujer a su líder religioso.

Este pensó por algunos segundos antes de responder y dijo: “Si quieren tener un matrimonio armónico desde el principio, “no tengan ni televisor ni computador en casa” en los primeros dos años de casados”.

Ellos se miraron con una expresión de interrogación. Entonces él continuó: “Díganme una cosa, si no tuvieren televisor ni computador en los dos primeros años de casados, al final del día cuando llegan a casa, cenarán y enseguida ¿qué harán?”. Ellos soltaron  una carcajada y respondieron: “¡Conversar!”.

No hay fórmulas mágicas para el éxito en el matrimonio, sino el diálogo. En nuestros días, el televisor y el computador son los mayores “ladrones del diálogo conyugal y familiar”. Las personas llegan a casa cansadas de la extenuante jornada laboral y sin pensar se zambullen  frente al televisor o al computador y dejan su mente vagar por los espacios cibernéticos, sin hacer más esfuerzo que el de mover los dedos para el zapping o teclear o clicar el mouse.

Hay mucha basura en el espacio cibernético y en las programaciones televisivas que solapadamente se acumulan en los rincones de la mente y produce a corto plazo un hedor comportamental que infecta las relaciones.

Son innumerables los casos de hombres y mujeres que de un momento al otro, se ven envueltos en pornografía en internet por entrar “inocentemente” a las salas de chat y, paradójicamente, no tienen más espacio de diálogo con el cónyuge.

Jesús alerta: “El ladrón sólo viene para robar, matar y destruir; pero yo vine para que tengan vida, y vida en abundancia” – Juan 10:10.

Tratemos entonces de cultivar el diálogo conyugal y familiar y de mantener a los ladrones distantes de nuestra casa. Tal vez no necesites deshacerte del televisor o del computador, pero necesitas pedir a aquel que lo da, para que te ayude a desarrollar el dominio propio.

Dominar el impulso de llegar a casa y conectar el televisor o el computador y aprovechar el tiempo para un fecundo diálogo conyugal y familiar es, sin dudas, seña de madurez emocional.

Lidio Vargas Riquelme

Magister en Salud Pública

lidiovargas@yahoo.com

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