La clase media resigna planes por la falta de techo propio

Según una encuesta, el 70% de los que no pueden comprarlo posterga tener hijos, independizarse o vivir en pareja. Las propiedades siguen subiendo y la mayoría de los asalariados no puede pagar un crédito.

María Guzmán tiene 28 años y un hijo de cinco. “Siempre pensamos en tener nuestra casa. Hace cuatro años que vivo con mi pareja. Por no tener nuestra propia vivienda desistimos de buscar otro hijo. Mi marido tiene un buen sueldo, pero igual es imposible llegar al crédito”, dice a Clarín . Su caso no es aislado. Según una reciente encuesta de la consultora D’Alessio Irol entre 1.239 propietarios e inquilinos, la clase media posterga la formación de una familia por la dificultad de acceder a una vivienda. Seis de cada 10 argentinos sueñan con tener su casa propia, pero sólo el 17% está en condiciones de afrontar una compra inmobiliaria. El 70% afirma que esta limitación influye en su vida : de éstos, el 29% sostiene que postergó la paternidad y el 17%, casarse o irse a vivir en pareja.

El sueño de la casa propia es, para un gran segmento de la población, una meta casi inalcanzable: pagar una cuota de un préstamo hipotecario sale hasta el triple que un alquiler. “Las cuotas de un crédito son altísimas. La gente viaja más o cambia el auto porque prefiere invertir en cosas más accesibles”, dice María, que alquila en el norte del GBA. Ramón Córdoba, mozo en un restorán, también alquila un pequeño departamento en San Telmo donde vive con sus dos hijos, su esposa y su suegra. “A la noche el living se transforma en la habitación. Es inhumano vivir así, postergamos nuestras vidas”, afirma.

La encuesta de D’Alessio Irol para Euromayor, difundida en un evento de la Asociación Empresarios de la Vivienda, revela que al 65% sus ingresos no le permiten pagar una cuota mensual y el 30% no puede cumplir con los requisitos formales para acceder a un crédito. Es lo que le ocurre a Martín Baires (31), pese a trabajar en una empresa líder y tener “un muy buen sueldo de acuerdo a los valores de mercado”. De novio hace 10 años con Laura, viven en el monoambiente que les presta un familiar y tienen en stand by la paternidad. “Te dan una parte mínima del valor de la vivienda. Ninguno de mis amigos se pudo comprar su techo”, afirma.

En 2006, el gobierno de Néstor Kirchner anunció el Plan Inquilinos, una medida que daba una luz de esperanza a muchos (ver página 5). El Banco Central iba a permitir que los bancos pudieran financiar hasta el 90% en créditos de hasta 300.000 pesos y hasta el 100% en créditos de 200.000. Pero el espectacular anuncio terminó en un baldazo de agua fría. Tres años después, se lanzaron los créditos con fondos de la Anses en el Banco Hipotecario. Esta línea, dicen en la entidad, es la más exitosa con 7.000 hipotecas otorgadas, en su mayoría destinadas a la construcción. El monto promedio de sus préstamos es de $ 170.000 pesos, los solicitantes rondan los 35 años y cuentan con un salario familiar de $ 9.300. En el Ciudad, en tanto, informaron que por mes están otorgando 500 créditos, con un monto promedio de $ 200.000 y la edad entre 35 a 40 años.

El problema que viven muchos es que la relación entre el valor de las propiedades y el ingreso requerido hace que sea imposible obtenerlo. Entre 2009 y 2010, los precios de los departamentos usados en Capital subieron en promedio el 8% (en algunos barrios, hasta el 23%). Un informe de la consultora Abeceb difundido en marzo lo graficó: como los bancos financian hasta el 70%, para comprar un departamento de 60m2 nuevo, a 20 años y con una tasa del 25,4%, la cuota mensual que se debe pagar es de $ 3.606. Otro estudio de la UADE y el Reporte ABC Inmobiliario, de enero, mostró como cayó para los asalariados el poder de compra de un inmueble: mientras que en 1991 hacían falta 60 sueldos para llegar a un dos o tres ambientes en centros urbanos, ahora se necesitan 105.

Fuente: clarin.com