Microplásticos y salud cardiovascular: qué revela un nuevo estudio y dónde se encuentran estas partículas en la vida diaria
CIENCIA

La contaminación por microplásticos —pequeños fragmentos de plástico menores a 5 milímetros— se ha convertido en un problema ambiental y sanitario global. Su presencia ya fue detectada en el agua, los alimentos y hasta en tejidos humanos, lo que evidencia que estas partículas pueden ingresar y permanecer en el organismo. Un estudio reciente realizado por científicos de la Universidad de California, Riverside, aporta nuevas pruebas sobre su posible impacto en el sistema cardiovascular y revela diferencias importantes entre hombres y mujeres.
Efectos en las arterias: daños diferentes según el sexo biológico
El trabajo, publicado en la revista Environment International, analizó el efecto de la exposición oral a microplásticos en ratones modificados para desarrollar aterosclerosis, una enfermedad caracterizada por la acumulación de grasas y sustancias en las arterias.
Los resultados mostraron que:
Los ratones macho expuestos a microplásticos presentaron hasta un 63% más de daño en la raíz aórtica —zona cercana al corazón— y más de seis veces más lesión en la arteria braquiocefálica.
Las hembras, bajo las mismas condiciones, no desarrollaron un aumento significativo de placas, lo que sugiere que existen mecanismos biológicos dependientes del sexo que modulan la respuesta del sistema cardiovascular a estos contaminantes.
Los efectos se observaron sin cambios en el peso ni en los niveles de colesterol, lo que indica que el daño arterial no estaría vinculado a los factores metabólicos tradicionales.
Además, los investigadores identificaron cambios celulares relevantes: activación de genes proinflamatorios en células endoteliales (las que recubren el interior de los vasos sanguíneos), aumento de macrófagos —células del sistema inmune asociadas a la inflamación— y disminución de linfocitos B y T, elementos clave para la defensa del organismo.

Cómo llegan los microplastics al cuerpo humano
Una característica preocupante de los microplásticos es su capacidad para acumularse en los órganos, incluidos los vasos sanguíneos. Esto abre la puerta a efectos sostenidos en el tiempo. Pero ¿por dónde ingresan?
Los seres humanos pueden ingerir microplásticos a través de múltiples vías:
1. Agua potable y agua embotellada
Se han detectado microplásticos en agua de grifo, especialmente en zonas con problemas en los sistemas de filtrado.
Las botellas plásticas liberan partículas durante su uso y almacenamiento, por lo que también representan una fuente de exposición.
2. Alimentos de consumo cotidiano
Los microplásticos se encuentran en:
Pescados y mariscos, especialmente especies filtradoras.
Sal de mesa, proveniente de mares contaminados.
Frutas y verduras, que pueden absorber partículas presentes en suelos o aguas de riego.
Miel y azúcar, que han mostrado niveles medibles en varios estudios.
3. Alimentos ultraprocesados
Los envases plásticos y los procesos industriales aumentan la probabilidad de contaminación. Este tipo de alimentos es señalado por especialistas como una fuente creciente de microplásticos.
4. Envases y utensilios plásticos
Recipientes utilizados para almacenar, calentar o transportar alimentos pueden liberar microplásticos y nanoplásticos, especialmente al combinarse con calor o fricción.
Bolsas y films plásticos utilizados en comercios y hogares también aportan partículas microscópicas.
5. Aire interior y exterior
Aunque en menor proporción que la vía oral, la inhalación de microplásticos en fibras textiles sintéticas o polvos ambientales también contribuye a su acumulación en el organismo.
Qué implica el nuevo estudio para la salud humana
Los hallazgos con modelos animales coinciden con investigaciones que ya detectaron microplásticos en arterias y tejidos humanos, lo que refuerza la sospecha de que estas partículas pueden participar en el desarrollo de enfermedades cardiovasculares.
Los autores destacan que los daños observados ocurrieron incluso con una dosis considerada ambientalmente relevante, lo que subraya la necesidad de evaluar la exposición real en poblaciones humanas.
Además, el estudio plantea interrogantes clave:
¿Por qué los machos presentan un impacto mayor?
¿Qué papel juegan las hormonas y los cromosomas sexuales en la respuesta a estos contaminantes?
¿Los efectos observados en ratones se replican en humanos?
Responder estas preguntas será esencial para definir políticas de salud pública y estrategias de prevención.
Cómo reducir la exposición a microplásticos
Aunque es prácticamente imposible evitarlos por completo, los expertos recomiendan:
Limitar el uso de envases y botellas plásticas, especialmente para bebidas calientes o alimentos grasos.
Evitar los ultraprocesados y priorizar alimentos frescos cocinados en casa.
Usar recipientes de vidrio o acero inoxidable para almacenar y calentar comida.
Reducir el consumo de plásticos descartables.
Mantener un estilo de vida saludable para proteger el sistema cardiovascular.
