Miércoles de la 1ª semana de cuaresma: Cada generación tiene sus “cegueras”
En aquel tiempo, la gente se apiñaba alrededor de Jesús y él se puso a decirles:
– «Esta generación es una generación perversa. Pide un signo, pero no se le dará más signo que el signo de Jonás. Como Jonás fue un signo para los habitantes de Nínive, lo mismo será el Hijo del Hombre para esta generación.
Cuando sean juzgados los hombres de esta generación, la reina del sur se levantará y hará que los condenen; porque ella vino desde los confines de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón, y aquí hay uno que es más que Salomón.
Cuando sea juzgada esa generación, los hombres de Nínive se alzarán y harán que los condenen; porque ellos se convirtieron con la predicación de Jonás, y aquí hay uno que es más que Jonás».
EVANGELIO: Lucas 11, 29-32
CLAVES para la LECTURA
– Mientras la gente se apiñaba en torno a Jesús, él responde a los que “para ponerle a prueba le pedían un signo del cielo” (v. 16). Rechaza un signo que sacie la curiosidad y la sed por lo maravilloso (v. 29) y en su respuesta Jesús deja entrever su propia identidad divina: “Aquí hay uno que es más que Jonás” (v. 32). En concreto, declara que él es el signo del cielo, el Mesías prometido y largamente deseado por Israel, pero ahora no es reconocido porque se presenta de modo muy diferente al esperado por la gente.
– El Hijo del hombre es “para esta generación” una llamada viviente a la conversión, como lo fue Jonás para los ninivitas; y, como él, no busca medios espectaculares para afirmarse, sino que ofrece sencillamente la Palabra y la misericordia de Dios. El recuerdo de los habitantes de Nínive y de la reina de Saba subraya la universalidad de la llamada a la salvación. Pero mientras algunos pueblos paganos supieron reconocer como “enviados” de Dios a hombres que proclamaban la conversión y escuchando su voz encontraron el camino de una conversión radical, la “generación malvada”, entre la cual Jesús ejerce históricamente su ministerio, es ciega y dura de corazón.
CLAVES para la VIDA
– La historia vuelve a repetirse: cada generación tiene sus “cegueras”, sus “durezas de corazón”. El pueblo judío se resiste a aceptar a Jesús como el “signo” esperado y deseado durante tiempo prolongado. Y como Él se niega a la espectacularidad, a imponerse por arte de no se sabe qué, “esta generación” le rechaza. ¡Vieja historia que se repite incansablemente!
– También nuestro mundo (acaso nosotros mismos) desea y prefiere más la “espectacularidad”, lo fantasioso, algo que pueda con todas las “durezas de corazón”; de forma que cambien las cosas, la historia, el rumbo de tantas realidades, que nos gustaría que fueran de otra manera. Pero, al mismo tiempo, nos escudamos en ese “deseo” para no implicarnos y comprometernos para que esa realidad sea de otra manera… Así caminamos, “engañándonos un poco” (o un bastante) cada día.
ORACIÓN PARA ESTE DÍA
“Señor no te canses de corregirme a tiempo, ni de proponerme la conversión”.

