Hace ya tiempo largo, El Diario se ocupó de algo que estaba sucediendo el la Plaza Mitre de nuestra ciudad alertado por los comerciantes que tienen sus locales ubicados en frente a ese paseo público.

Todos ellos habían visto como grupos de muchachos adolescentes, se dedicaban a matar palomas utilizando la gomera y sin el menor cuidado. Así como en casos algunos cristales de las zona sufrieron los efectos de la piedra arrojada a gran velocidad por la honda, se temía que igual suerte que los vidrios corriera la cabeza de algún chico de los tantos que habitualmente están en el lugar.

Decíamos que de esto nos habíamos ocupado hace tiempo, no obstante y lamentablemente, debemos decir que volvió a ocurrir y hasta asegurar que, a veces más y a veces menos, la costumbre parece estar arraigada como también la comprobación que poco y nada se hace para evitar que siga pasando.

En los últimos días los vidrios de la parroquia Santiago Apóstol supieron de la “eficacia” de la pedrea. Se sabe que la zona del campanario es un lugar propicio para las palomas

Por lo que inevitablemente los hondazos se dirigen con frecuencia hacia el edificio que las alberga; pero así como es veloz la piedra, no suele ser certera la puntería del hondero y los proyectiles dan contra los vidrios del lugar con las consecuencias imaginables.

Hace años las Familias angustiadas por el fantasma del hambre, recurrían a la caza de palomas y éstas terminaban en la olla familiar, en esos tiempos, en base a la necesidad de alimentarse, se podía entender la captura de estas aves, pero hoy no podemos atribuirla más que a la crueldad de algunas personas que, inexplicablemente, sienten la satisfacción quitándole la vida a animales indefensos.