En ocasión de tener que trasladarnos hasta los terrenos ocupados por un grupo de familias que carecen de vivienda, transitamos por calle Jorge Newbery desde Colombres hacia Emilio Genoud y cuando llegamos al cruce de las calles nombradas nos encontramos con que era imposible transitar. Específicamente, lo que no se puede hacer es, viniendo por Newbery desde la altura de Gallo, doblar hacia la derecha por Emilio Genoud. Un verdadero lodazal lo impide; huellones profundos con agua acumulada abarcan todo el ancho de la calle impidiendo el paso. Resulta notorio que el estado que describimos es de larga data y se comprende, ya que si lugares de la ciudad que reciben mucho tránsito están en condiciones deplorables qué puede esperarse de un sitio como el que estamos refiriendo en el que es menguado el paso de los vehículos. Hasta hay un agravante, quien venga por Jorge Newbery, como en el ejemplo que hemos tomado, se encuentra con el inconveniente descrito, pero el que transite por Emilio Genoud desde Teófilo Rosell hacia Jorge Newbery  resultará entrampado puesto que circulará sin inconvenientes hasta llegar a esa esquina donde deberá dejar su vehículo y continuar a pie si su destino es por las cercanías o retornar por el camino recorrido. En realidad hay una posibilidad de pasar: manejando una 4 x 4 o subido a un tractor.

Una más: la campaña contra el dengue en este caso ha sido dejada de lado ya que el agua acumulada en las huellas profundas ya está verde y pueden verse numerosos larvas de mosquitos en un ámbito sumamente propicio para su desarrollo, exactamente el mismo que nos recomiendan evitar.