Pese a los episodios de violencia, se celebraron los 30 años de democracia ininterrumpida.

Un 30 de octubre, pero de 1983, volvió la democracia a la República Argentina. Ese día se celebraron las primeras elecciones después de siete años de dictadura cívico-militar, en las que fue electo Raúl Ricardo Alfonsín como presidente de la Nación. Marcaron un hito no sólo por el regreso de la democracia a la vida política argentina sino porque desde ese momento no hubo más interrupciones a la vida institucional: por primera vez en la historia, nuestro país celebra treinta años de continuidad democrática.

Los 30 años ininterrumpidos de democracia representan un ciclo inédito en la historia argentina. Desde la Ley Sáenz Peña hasta la asunción de Raúl Alfonsín en 1983, ningún proceso democrático había alcanzado dos decenios consecutivos. Es así que, desde la perspectiva de la historia argentina contemporánea, el solo hecho de que se cumplan treinta años de aquel proceso político e institucional, que recuperó el Estado de derecho para construir nuevas formas de convivencia colectiva, resulta en sí mismo un motivo de celebración.

Festejamos la democracia entendida como recomposición del sistema político y, también, en su sentido más profundo y extenso, como la forma de vida social que mejor permite la construcción colectiva del bien común, la igualdad y la justicia.

30 años [BaraderoHoy]

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