Que nunca te falta una brisa que te acaricie la cara y te de paz, cuando te sentis en medio de un derrumbe, tapada de escombros respirando polvo.
Que nunca te falta un amigo que te diga contá conmigo, pero que sea de verdad, porque sabes que si llamas a las tres de la mañana va a estar ahí, para vos.
Que nunca falte alguien que comprenda, que tú miedo no es absurdo, es tan sólo una resaca de un montón de cosas que alguna vez no supiste cómo manejar.
Que nunca te falte un abrazo cuando tengas ganas de llorar, ni un té quiero, cuando tengas ganas de abandonar.
Que nunca te falte una canción cuando el silencio te duela, pero que nunca te falte el silencio cuando necesites un poco de paz.
Que nunca te falte la lluvia que acompañe tus lagrimas para que sepan que no brotan solas, pero que también sepas que con ellas podes regar todo lo que sembraste mientras ibas caminando con el viento en contra.