19 de abril de 2012

Tareas arqueológicas en el sitio Rancho San José en Baradero

En el marco de un proyecto de investigación que subsidia la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica, Foncyt y en conjunto con la municipalidad de Baradero, desde el 10 al 13 de abril el equipo de arqueología integrado por seis investigadores de la UBA (su directora, la Dra. Alicia H. Tapia, junto con otros colaboradores: Dr. Carlos Landa, Dra. Virginia Pineau, Lic. Jimena Doval, tesista Emanuel Montanari y estudiante Florencia Caretti) y la museóloga Verónica Noya, realizaron una tarea de rescate o salvataje arqueológico en el sitio Rancho José.

Adjuntamos el texto del informe preliminar para que la población local tenga conocimiento claro de los adelantos que se están realizando en este camino de investigación que nos acerca a nuestro pasado por el que a cada momento, nos acercamos más a nuestra identidad actual.

Actividades de rescate arqueológico en el río Baradero

Hace tiempo que los vecinos de Baradero saben que en las costas de ríos y riachos cercanos a la ciudad habitaron diversos grupos de población originaria. De ese pasado prehispánico dan cuenta los diferentes tipos de hallazgos encontrados en varios sectores costeros, por ejemplo: fragmentos de cerámica (lisa, pintada, con engobe, decorada conincisiones), artefactos de piedra (raspadores para trabajar las pieles, piedras de molienda,manos de morteros, bolas de boleadoras), los restos óseos de la fauna que consumieron (diferentes especies de peces, nutria, venado de los pantanos, carpincho, etc.) y también algunos restos óseos humanos aislados.

En general, las donaciones de material arqueológico que se encuentran depositadas en el Museo A. Barbich corresponden a recolecciones efectuadas por algunos lugareños en la superficie de la costa. Pero, lamentablemente, la ubicación de esos materiales en la ribera actual no es la que originalmente tenían, es el producto del desmoronamiento constante de las barrancas que se genera por la acción del agua durante las crecidas y también por el oleaje de las embarcaciones grandes.

El trabajo se realiza el río Baradero sobre la margen derecha y el desmoronamiento paulatino de la barranca, que arrastra sedimentos y también materiales arqueológicos que allí pueden estar depositados.

Si bien se conocía la presencia de esos testimonios del pasado indígena en un sector de la costa cercano a la desembocadura del río Tala, se desconocía su antigüedad y otros aspectos de la forma de vida representada en el lugar. Durante el mes de noviembre del año 2010, ante el conocimiento de abundantes tiestos de cerámica dispersos en la superficie de la playa, un equipo de arqueólogos de la Universidad de Buenos Aires junto con Verónica Noya, jefa del área de Patrimonio Histórico del municipio, efectuó tareas de recolección en el terreno y luego procedió al análisis de los fragmentos de cerámica en el laboratorio. Esas tareas fueron dirigidas por la Dra. Alicia H. Tapia, en el marco de un proyecto de investigación que subsidia la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica, Foncyt.

En esa oportunidad el sitio arqueológico fue denominado Rancho José y a partir del material orgánico recolectado en el lugar se obtuvo un fechado radiocarbónico de 1219 años DC (años calendáricos después de Cristo o de nuestra era), en el laboratorio del LATYR (muestra LP- 2493). Esto implica, que los nativos ocuparon ese sitio aproximadamente hace 396 años antes que se fundara la misión franciscana Santiago del Baradero en 1615 -que dio origen al pueblo de Baradero- y aproximadamente hace 793 años antes del presente.

Además, a partir de los fragmentos de cerámica recolectados se estudió la composición de la pasta de arcilla utilizada para la fabricación de las vasijas. Mediante un equipo de microscopio electrónico y otros procedimientos físico-químicos se efectuaron análisis petrográficos de 20 muestras para identificar los minerales que componen la pasta.

Algunos resultados indican que se emplearon varias clases de arcilla (amarillenta y rojiza) y otros ingredientes (antiplásticos) para mejorar el amasado; tales como fragmentos de cerámica molida (chamote) o de pequeños fragmentos de manganeso y de hierro, que se encuentran incluidos en una arcilla muy plástica ubicada en la base de la barranca actual del sitio.

Dados los resultados obtenidos con el estudio de la cerámica de Rancho José, resultaba de gran interés determinar si los materiales procedían de una misma ocupación o si a lo largo del tiempo se fueron superponiendo varios asentamientos. En la actualidad el río Baradero ha continuado desmoronando la barranca de su margen derecha y siguen dispersándose los materiales arqueológicos en la superficie de la costa, esto implica que se está destruyendo una valiosa información del pasado sobre los nativos del lugar y se reduce la posibilidad de dar respuesta a las preguntas que quedaron abiertas con la investigación inicial. Por tal motivo, desde el 10 al 13 de abril el equipo de arqueología integrado por seis investigadores de la UBA (su directora junto con otros colaboradores: Dr. Carlos Landa, Dra. Virginia Pineau, Lic. Jimena Doval, tesista Emanuel Montanari y estudiante Florencia Caretti) y la museóloga Verónica Noya, realizaron una tarea de rescate o salvataje arqueológico en el sitio Rancho José.

Durante esos cuatro días se relevaron 4 perfiles sobre la barranca del río Baradero y se planteó una excavación de 4,50 m2.. De esta manera se logró determinar que los nativos ocuparon el lugar cuando este tenía un nivel mucho más bajo que el actual, momento que coincidiría con el inicio de llamada Pequeña Edad del hielo en el siglo XIII, que tuvo alcance mundial y se manifestó como un periodo de mucha aridez. Posteriormente, en un momento de mayor humedad y pluviosidad se produjo un aumento del nivel del río; el terreno que antes ocupaban los pueblos originarios se cubrió de agua y así permaneció durante mucho tiempo, los materiales arqueológicos fueron enterrados por la sedimentación de arcillas depositadas en un ambiente acuoso o de bañados. Más adelante el nivel del agua volvió a bajar hasta alcanzar el que presenta en la actualidad, pero el terreno ya no fue ocupado por los indígenas; para el siglo XVI habían comenzado a instalarse los conquistadores hispánicos y muchas etnias nativas se extinguieron. Esta secuencia histórica se evidencia en la sucesión de capas que muestran los perfiles analizados, donde además se puede corroborar que el registro arqueológico se depositó en un mismo nivel de ocupación.

Se recuperaron fragmentos de materias primas líticas tales como granito verdoso, basalto, calcedonia y cuarcita que no son de origen local; por lo tanto indican la existencia de una red de intercambio ampliada con otras poblaciones del norte mesopotámico y del sur bonaerense (Sierras Bayas de Tandil). Un indicio de su mundo simbólico se puede rastrear a través de la presencia de adornos (una cuenta cilíndrica de arcilla) y concreciones de pigmento rojizo preparado con ocre (óxido de hierro) molido y amasado con grasa, saliva, etc., que generalmente eran utilizados como pintura corporal en diferentes actividades (rituales, conflictivas, festivas, etc.).

El análisis de todos los materiales recuperados sistemáticamente debe continuar profundizándose para corroborar estos primeros pasos en el conocimiento de los nativos que ocuparon ese tramo del río Baradero. Una vez finalizadas las investigaciones los artefactos serán exhibidos en el Museo A. Barbich para el uso social de la comunidad la demostración de su larga historia local. Debemos cuidar este valioso patrimonio de los antiguos habitantes ya que nos pertenece a todos. En caso de encontrar materiales arqueológicos dispersos se debe dar pronto aviso al área de patrimonio de la Municipalidad y no recolectar los materiales, ya que se perturbarían las observaciones que deben realizar los especialistas.