La calle Julio A. Roca tiene una historia de desaciertos que arranca de lejos. De aquél proyecto inicial de los vecinos, con bulevar y abundante plantación de pinós, se concluyó en la mezcla rara de piedra y tierra que se fue con la primera lluvia. Luego vino el costoso cordón cuneta y siempre los pozos que, en seguidilla, sacudían cual coctelera al auto que se aventurase al tránsito. Tanto era así que de las dos manos que la calle tiene, solamente en una circulaban los rodados ya que en la otra sucedía como recién se describió.
Hace unos días estuvo trabajando en la calle una motoniveladora que fue dejando a su paso, como se espera, un piso parejo, liso, transitable. Celebremos entonces tener nosotros, luego de tanto tiempo, una Roca lisa… y que así se mantenga.
La calle Julio A. Roca ha quedado lisa.