La sociedad de los petisos

AGÜERO Y MESSI. La Pulga se reencontró con la gente y con el equipo. Mucho tuvo que ver el Kun Agüero, que fue el compañero perfecto y además metió dos de los goles argentinos. La Selección goleó y pasó a segunda ronda.

Todos hablaron. El padre, Diego Maradona, Ricardo La Volpe, Oscar Ustari, Juan Sebastián Verón y Sergio Batista dijeron lo que pensaban. La semana estaba mucho más que caliente después de la discusión con Nicolás Burdisso en las puertas del vestuario. Los micrófonos de la prensa de todo el mundo le pegaban con un caño. Pero apareció. Frotó la lamparita, jugó como no lo había hecho nunca y se armó de valor a partir del aliento de ese público cordobés que desde el Mario Alberto Kempes lo coreó sin parar para ser su mejor versión.
Para ser: Messi.
Ese mismo que hizo jugar al equipo de punta a punta y que le dio espacio a Sergio Agüero, goleador del conjunto que dirige Sergio Batista, para que marcara los dos primeros tantos de la goleada de  Argentina frente a una Costa Rica de juveniles. Ese mismo que le dio un pase perfecto a Ángel Di María para liquidar esta historia que estaba repleta de nervios por las dudas que se tenían sobre la clasificación a la segunda parte de esta Copa América. Ese mismo que hizo delirar a esa Córdoba que lo acunó como al ídolo más grande, olvidándose de ese mar de críticas que golpeaba la tranquilidad del seleccionado.
“Olé, olé, Messi, Messi”, explotó el estadio en tres oportunidades antes de que arrancara el encuentro. Todo era una fiesta. Todo era empuje para este astro de la pelota que entró nervioso, que las dos primeras pelotas que tocó las perdió increíblemente, pero que terminó con su mejor cara. Superando, incluso, los niveles que había mostrado en el Mundial. Jugando de 10: siendo un asistidor de lujo.
Uno que se reencontró con el público, que en La Plata lo vio fastidioso, criticándolo. Que se encontró con la gente, pero también con el equipo, siendo el eje del conjunto, dejando en el olvido esa frase que decía que “todos jugaban para Messi”, la que cambió por “Messi juega para todos”. Dándole pelotas a Gonzalo Higuaín para que defina, aunque el Pipita no pueda. Regalándole opciones de gol durante el primer tiempo, tratando de romper eso que era la mayor dificultad de la Selección: convertir.
“Olé, olé, Agüero, Agüero”, cantó la gente, luego de un caño de lujo a los 30 minutos del segundo tiempo, dándole al Kun las retribuciones por esos tres goles que convirtió en esta Copa América, por los cinco goles en cinco partidos en la era Batista.
Los aplausos abundan. La gente estalla. Todas las palabras de comienzo de semana parecen olvidarse. Argentina ya está en la segunda ronda y va por todo. Con Agüero como goleador. Y, claro, con él, Messi, el mismo que se reencontró con la historia, con la gente y, en definitiva, con la felicidad.

Fuente: Tiempo Argentino