En otra pobre actuación, igualó 0-0 ante Colombia, que tuvo las chances más claras y mereció ganar. A Argentina le faltó juego asociado e intentó cubrir con garra la falta de fútbol. Ya no depende de sí misma para ganar el grupo.
La Selección de Batista volvió a decepcionar a su gente. Esta vez fue en Santa Fe al empatar sin goles con Colombia y complicar sus aspiraciones en una Copa América armada casi a su gusto. A la deuda pendiente con el juego, el equipo le sumó una inesperada e intolerable falta de resultados. Contra Costa Rica se jugará el domingo mucho más que tres puntos de oro. Argentina se mimetizó con el clima frío y para nada se contagió de un público que desde el martes sigue al equipo a todos lados y lo alienta pese a la falta de respuestas. Encima se encontró con un rival súper inteligente, que lo complicó a su manera, tanto, que hasta casi lo condena. Freddy Guarín se adueñó del medio campo y fue la manija de un once que jugó como su entrenador lo deseaba. Radamel Falcao siempre estuvo bien parado y complicó en más de una ocasión a todo el fondo albiceleste. Mario Yepes y Luis Amaranto Perea domaron a todos los que se arrimaron a su rodeo. Pero la Selección no perdió gracias a su arquero. Porque Sergio Romero tapó tres pelotas clave y aunque en los últimos minutos del partido los jugadores argentinos reaccionaron, Colombia nunca se resignó y mucho menos, desordenó el esquema 4-1-4-1 que le tapó los espacios a Messi y compañía. Justamente, La Pulga fue otro de los grandes responsables de la mala noche argentina. ¿Pero por qué recae en él parte de la decepción? Porque no sólo el técnico carga al jugador con la responsabilidad de ser el dueño de un equipo que no le responde, lo hacen sus compañeros también. Y encima las cosas no le salen, porque no encuentra a su Iniesta o a su Xavi para parecerse al del Barcelona. Y el jugador sufre y se fastidia. Y la gente también. Ese fastidio se manifestó primero con un “movete Argentina movete”, que se repitió en el segundo tiempo y que fue levantando temperatura hasta llegar a un “jugadores, la c… de su madre, a ver si ponen huevos que no juegan con nadie”. Sí, la gente le perdió la paciencia al equipo y le soltó la mano. Y no sólo eso, hasta pidió a Maradona antes de estallar sobre el final. La despedida, claro, con silbidos desde los cuatro costados. En conclusión, Argentina no sumó un punto, aunque la tabla indique lo contrario a esa negación. A sus habituales problemas, defensivos, sobre todo, les agregó más falencias y montones de cosas por corregir. Tendrá tiempo hasta el lunes para hacerlo, de lo contrario rozará la eliminación en primer ronda de la Copa en su propia casa, quizás uno de los fracasos más grandes de su historia.
Fuente: clarin.com